PALABRAS PREVIAS AL ANGELUS
Domingo 28 de mayo de 2017. Durante el rezo del Regina Coeli de este domingo, en la plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco afirmó que todos los bautizados, como miembros de la Iglesia, tenemos una gran responsabilidad establecida por el mismo Jesús: “anunciar el Evangelio en el mundo, hacerlo accesible a la humanidad. ¡Esa es nuestra dignidad, es el más grande honor en la Iglesia!”.
El Papa explicó que la Ascensión de Jesús al cielo constituye “el término de la misión que el Hijo había recibido del Padre, y la continuación de tal misión por parte de la Iglesia”. Desde ese momento, de hecho, “la presencia de Cristo en el mundo se produce mediante la mediación de los discípulos, de aquellos que creen en Él y lo anuncian. Esta misión durará hasta el fin de la historia y gozará, cada día, de la asistencia del Señor resucitado, el cual asegura que ‘estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”.
El Papa explicó que la Ascensión de Jesús al cielo constituye “el término de la misión que el Hijo había recibido del Padre, y la continuación de tal misión por parte de la Iglesia”. Desde ese momento, de hecho, “la presencia de Cristo en el mundo se produce mediante la mediación de los discípulos, de aquellos que creen en Él y lo anuncian. Esta misión durará hasta el fin de la historia y gozará, cada día, de la asistencia del Señor resucitado, el cual asegura que ‘estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”.
Papa Francisco: «Dios nos ha dado una gran dignidad: anunciarlo al mundo, de hacerlo accesible a la humanidad.»
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy se celebra, en Italia y en otros países, la Ascensión de Jesús al cielo, que tuvo lugar cuarenta días después de Pascua. El pasaje del Evangelio de hoy (Mt 28,16-20), con el cual concluye el Evangelio de Mateo, presenta el momento de la despedida final del Resucitado a sus discípulos.
La escena se desarrolla en Galilea, lugar donde Jesús les había llamado a seguirlo para formar el primer núcleo de su nueva comunidad. Aquí por tanto, los discípulos han pasado por el "fuego" de la pasión y de la resurrección; a la vista del Señor resucitado se postran ante Él, aunque algunos siguen todavía dudosos. A esta comunidad llena de miedo, Jesús deja la inmensa tarea de evangelizar el mundo; y concreta este encargo con la orden de predicar y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (cf. v. 19).
Por tanto, la Ascensión de Jesús al cielo constituye el fin de la misión que el Hijo ha recibido del Padre y el inicio de la continuación de esta misión por parte de Iglesia. De hecho, a partir de este momento, la presencia de Cristo en el mundo es mediada por sus discípulos, aquellos que creen en Él y lo proclaman. Esta misión durará hasta el final de la historia y gozará de la ayuda del Señor resucitado, el cual asegura: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (v. 20).
Su presencia aporta fortaleza en la persecución, consuelo en el sufrimiento, apoyo en las situaciones de dificultad a las que se enfrentan la misión y el anuncio del Evangelio. La Ascensión de Jesús nos recuerda de esta ayuda de Jesús y de su Espíritu que da confianza y seguridad a nuestro testimonio cristiano en el mundo. Nos revela porqué existe la Iglesia: ¡existe para anunciar el Evangelio! La Iglesia somos todos nosotros, los bautizados. Hoy, estamos invitados a comprender mejor que Dios nos ha dado una gran dignidad y la responsabilidad de anunciarlo al mundo, de "hacerlo accesible a la humanidad". Esta es nuestra dignidad, ¡este es el mayor honor en la Iglesia!
En esta fiesta de la Ascensión, mientras volvemos nuestra mirada al cielo, donde Cristo ascendió y está sentado a la derecha del Padre, fortalecemos nuestros pasos sobre la tierra para continuar con entusiasmo y coraje nuestro camino, nuestra misión de testimoniar y vivir el Evangelio en cualquier entorno. Sin embargo, somos conscientes de que esto no depende, ante todo, de nuestras fuerzas ni de la capacidad de organización o de los recursos humanos. Sólo con la luz y el poder del Espíritu Santo podemos cumplir eficazmente nuestra misión de dar a conocer y experimentar cada vez más a los demás, el amor y la ternura de Jesús.
Pidamos a la Virgen María que nos ayude a contemplar los bienes celestiales, que el Señor nos promete, y a convertirnos en testigos más creíbles de la resurrección, de la verdadera Vida.
En esta fiesta de la Ascensión, mientras volvemos nuestra mirada al cielo, donde Cristo ascendió y está sentado a la derecha del Padre, fortalecemos nuestros pasos sobre la tierra para continuar con entusiasmo y coraje nuestro camino, nuestra misión de testimoniar y vivir el Evangelio en cualquier entorno. Sin embargo, somos conscientes de que esto no depende, ante todo, de nuestras fuerzas ni de la capacidad de organización o de los recursos humanos. Sólo con la luz y el poder del Espíritu Santo podemos cumplir eficazmente nuestra misión de dar a conocer y experimentar cada vez más a los demás, el amor y la ternura de Jesús.
Pidamos a la Virgen María que nos ayude a contemplar los bienes celestiales, que el Señor nos promete, y a convertirnos en testigos más creíbles de la resurrección, de la verdadera Vida.
Regina Coeli...
(Después de la oración mariana del Regina Coeli el Papa ha dicho:)
Queridos hermanos y hermanas:
Deseo volver a expresar mi cercanía al querido hermano el Papa Tawadros y a toda la nación Egipcia, que hace dos días sufrió otro acto de violencia feroz. Las víctimas, entre las cuales también niños, son fieles que se dirigían hacia un santuario para rezar, y fueron asesinados después de que se negaron a renunciar a su fe cristiana. Que el Señor reciba en su paz a estos testigos valientes, estos mártires, y convierta los corazones de los terroristas.
Rezamos también por las víctimas del horrible atentado del lunes pasado donde tantas jóvenes vidas fueron cruelmente destrozadas. Estoy cerca de las familias y de todos los que lloran su pérdida.
Hoy se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sobre el tema «No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5). Los medios de comunicación social ofrecen la posibilidad de compartir y difundir inmediatamente noticias de manera capilar; estas noticias pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas; recemos para que la comunicación, en todas sus formas, sea efectivamente constructiva, al servicio de la vida rechazando los prejuicios, y difunda esperanza y confianza en nuestro tiempo.
Saludo a todos ustedes, queridos romanos y peregrinos: a las familias, los grupos religiosos, asociaciones, escuelas. En particular, saludo a los fieles provenientes de Colorado; a los grupos folclóricos bávaros que han venido para el gran desfile en el centenario de la fiesta de la Patrona de Baviera; saludo a los fieles polacos, con una bendición también para los participantes en la peregrinación al Santuario de Piekary. Saludo a los Misioneros Combonianos que están celebrando los 150 años de su fundación; a la peregrinación de las Hermanas Hospitalarias de Ascoli Piceno; a los grupos de Nápoles, Scandicci, Thiesi, Nonantola, y a los alumnos de la escuela 'Sagrado Corazón del Verbo Encarnado' de Palermo.
Un pensamiento especial y aliento para los representantes de las asociaciones de voluntariado que promueven la donación de órganos, un acto noble y meritorio (CIC, n. 2296).
Saludo a los trabajadores de Mediaset Roma, con el augurio de que su situación laboral se pueda resolver, teniendo como finalidad el verdadero bien de la empresa, no limitándose al mero beneficio, sino respetando los derechos de todas las personas involucradas, de los cuales el primero es el derecho al trabajo.
Quiero concluir con un gran saludo a los genoveses y un gran gracias por la calurosa acogida que me dispensaron ayer. Que el Señor los bendiga abundantemente y la Virgen de la Guardia los cuide.
Y a todos les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta y hasta pronto!
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