REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.
Viernes 22 de julio de 2016
"SANTA MARÍA MAGDALENA"
Hoy la Iglesia nos recuerda el día de santa María Magdalena. Esta es una mujer que nos tiene mucho que decir. Ella fue la primera evangelizadora, la primera en llevar la buena noticia de la resurrección incluso a los propios apóstoles. Pero ella es también ejemplo vivo del milagro que Dios puede hacer en nuestras vidas: de mujer pecadora, de prostituta a una mujer santa. No tengamos miedo, Dios en su amor quiere perdonar nuestros pecados, por más grandes que ellos sean. Él quiere hacer de nosotros anunciadores de su buena noticia. Dios confía en nosotros, aun conociendo nuestra historia. Paz y bien.
Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.
"María Magdalena fue anunciar a los discípulos: he visto al Señor." (Jn 20, 18)
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Primera Lectura: Cantar de los cantares 3, 1-4
"Encontré el amor de mi alma."
Así dice la esposa: “En mi cama, por la noche, buscaba el amor de mi lama: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando el amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: “¿Visteis al amor de mi alma?”. Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma."
Salmo responsorial: 62, 2-6.8-9
"Mi alma está sedienta de ti, mi Dios".
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,/ mi alma está sedienta de ti; /mi carne tiene ansia de ti,/ como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
¡Como te contemplaba en el santuario / Viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia vale más que la vida,/ te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos invocándote./ Me saciaré como de enjundia y de manteca, / Y mis labios te alabarán jubilosos. R.
Porque fuiste mi auxilio,/ y a la sombra de tus alas canto con jubilo; / mi alma está unida a ti, / y tu diestra me sostiene. R.
Porque fuiste mi auxilio,/ y a la sombra de tus alas canto con jubilo; / mi alma está unida a ti, / y tu diestra me sostiene. R.
Evangelio: Juan 20,1.11-18
Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas"
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»
Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»
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