REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.
Lunes 27 de junio de 2016
"SÍGUEME Y DEJA QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS MUERTOS."
La dinámica del seguimiento de Cristo implica siempre un dejar. Hoy día muchos tienen miedo de seguirlo por no querer dejar a la familia, una carrera, los bienes de este mundo o a una vida de placeres. Pero cuando Dios toca nuestros corazones y nos invita a seguirlo, ciertamente nos proporcionará gozos mucho más grandes que aquellos que dejamos. Seguir a Cristo implica dejar, pero no perder. Quien lo sigue gana siempre y al menos 100 veces más. No debo tener miedo de seguirlo. Hay que confiar, Dios no defrauda a aquellos que son capaces de abandonarlo todo por su Reino. Paz y bien.
Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.
"Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos". (Mt 8, 22)
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Primera Lectura: Amós 2, 6-10. 13-16
"Revuelcan en el polvo al desvalido"
Así dice el Señor: "A Israel, por tres delitos y por el cuarto, no le perdonaré: porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; revuelcan en el polvo al desvalido y tuercen el proceso del indigente.
Padre e hijo van juntos a una mujer, profanando mi santo nombre; se acuestan sobre ropas dejadas en fianza, junto a cualquier altar, beben vino de multas en el templo de su Dios.
Yo destruí a los amorreos al llegar ellos; eran altos como cedros, fuertes como encinas; destruí arriba el fruto, abajo la raíz. Yo os saqué de Egipto, os conduje por el desierto cuarenta años, para que conquistarais el país amorreo.
Pues mirad, yo os aplastaré en el suelo, como un carro cargado de gavillas; el más veloz no logrará huir, el más fuerte no sacará fuerzas, el soldado no salvará la vida; el arquero no resistirá, el más ágil no se salvará, el jinete no salvará la vida; el más valiente entre los soldados huirá desnudo aquel día." Oráculo del Señor.
Padre e hijo van juntos a una mujer, profanando mi santo nombre; se acuestan sobre ropas dejadas en fianza, junto a cualquier altar, beben vino de multas en el templo de su Dios.
Yo destruí a los amorreos al llegar ellos; eran altos como cedros, fuertes como encinas; destruí arriba el fruto, abajo la raíz. Yo os saqué de Egipto, os conduje por el desierto cuarenta años, para que conquistarais el país amorreo.
Pues mirad, yo os aplastaré en el suelo, como un carro cargado de gavillas; el más veloz no logrará huir, el más fuerte no sacará fuerzas, el soldado no salvará la vida; el arquero no resistirá, el más ágil no se salvará, el jinete no salvará la vida; el más valiente entre los soldados huirá desnudo aquel día." Oráculo del Señor.
Salmo responsorial: 49
"Atención, los que olvidáis a Dios.
"¿Por qué recitas mis preceptos / y tienes siempre en la boca mi alianza, / tú que detestas mi enseñanza / y te echas a la espalda mis mandatos?" R.
"Cuando ves un ladrón, corres con él; / te mezclas con los adúlteros; / sueltas tu lengua para el mal, / tu boca urde el engaño." R.
"Te sientas a hablar contra tu hermano, / deshonras al hijo de tu madre; / esto haces, ¿y me voy a callar? / ¿Crees que soy como tú? / Te acusaré, te lo echaré en cara." R.
"Atención, los que olvidáis a Dios, / no sea que os destroce sin remedio. / El que me ofrece acción de gracias, / ése me honra; / al que sigue buen camino / le haré ver la salvación de Dios." R.
Evangelio: Mateo 8, 18-22
"Sígueme."
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un letrado y le dijo: "Maestro, te seguiré a donde vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Otro, que era discípulo, le dijo: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos".
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