REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.
Jueves 22 de septiembre de 2016
"¿QUIÉN ES ESTE DE QUIEN OIGO TALES COSAS?"
Muchos desearon ver a Jesús, algunos por mera curiosidad como Herodes, otros por interés en conseguir algo, comidas milagros, escuchar lindas palabras o tranquilizar sus conciencias. También hubo algunos que querían verlo porque estaban buscando a Dios. En nuestros días también sucede lo mismo, descontando los curiosos, los interesados en algún beneficio, no son muchos los que buscan al Señor queriendo encontrar el verdadero sentido de la vida y estando dispuesto a entrar en el auténtico proceso de conversión. No nos olvidemos, Jesús no es un actor famoso ni un supermercado, sino una propuesta de vida. Paz y bien.
Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.
"¿Quién es este de quien oigo tales cosas?" (Lc 9, 9)
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Primera Lectura: Eclesiastés 1, 2-11
"Nada hay nuevo bajo el sol"
¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta.
Sale el sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento.
Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar.
Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír.
Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol.
Si de algo se dice: "Mira, esto es nuevo", ya sucedió en otros tiempos mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.
Sale el sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento.
Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar.
Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír.
Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol.
Si de algo se dice: "Mira, esto es nuevo", ya sucedió en otros tiempos mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.
Salmo responsorial: 89
"Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación."
Tú reduces el hombre a polvo, / diciendo: "Retornad, hijos de Adán." / Mil años en tu presencia / son un ayer, que pasó; / una vela nocturna. R.
Los siembras año por año, / como hierba que se renueva: / que florece y se renueva por la mañana, / y por la tarde la siegan y se seca. R.
Enséñanos a calcular nuestros años, / para que adquiramos un corazón sensato. / Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? / Ten compasión de tus siervos. R.
Por la mañana sácianos de tu misericordia, / y toda nuestra vida será alegría y júbilo. / Baje a nosotros la bondad del Señor / y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
Evangelio: Lucas 9, 7-9
A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?"
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de verlo.
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