REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.
Miércoles 28 de septiembre de 2016
"EL REINO EXIGE MIRAR SIEMPRE HACIA ADELANTE"
Quien ya trabajó con un arado sabe que no puede distraerse pues sale de la línea y descompone el trabajo. Cuando hacemos una opción debemos desconectarnos de las cosas de antes. No puedo quedarme mirando hacia atrás. Debe ser así, por ejemplo con los se casan: no pueden estar alimentando sueños con la novia anterior, o continuar pensado que la mamá es la mujer más importante de su vida. Una vez que uno se decide a tomar un rumbo nuevo debe destruir los puentes por los que pasa para no quedarse con la tentación de volver atrás, pues de lo contrario la vida se hace un desastre. Paz y bien.
Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.
"El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios." (Lc 9, 62)
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Primera Lectura: Job 9, 1-12. 14-16
"El hombre no es justo frente a Dios."
Respondió Job a sus amigos: "Sé muy bien que es así: que el hombre no es justo frente a Dios.
Si Dios se digna pleitear con él, él no podrá rebatirle de mil razones una.
¿Quién, fuerte o sabio, le resiste y queda ileso?
Él desplaza las montañas sin que se advierta y las vuelca con su cólera; estremece la tierra en sus cimientos, y sus columnas retiemblan; manda al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas; él solo despliega los cielos y camina sobre la espalda del mar; creó la Osa y Orión, las Pléyades y las Cámaras del Sur; hace prodigios insondables, maravillas sin cuento.
Si cruza junto a mí, no puedo verlo, pasa rozándome, y no lo siento; si coge una presa, ¿quién se la quitará?; ¿quién le reclamará: "Qué estás haciendo"?
Cuánto menos podré yo replicarle o escoger argumentos contra él. Aunque tuviera razón, no recibiría respuesta, tendría que suplicar a mi adversario; aunque lo citara y me respondiera, no creo que me hiciera caso.
Si Dios se digna pleitear con él, él no podrá rebatirle de mil razones una.
¿Quién, fuerte o sabio, le resiste y queda ileso?
Él desplaza las montañas sin que se advierta y las vuelca con su cólera; estremece la tierra en sus cimientos, y sus columnas retiemblan; manda al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas; él solo despliega los cielos y camina sobre la espalda del mar; creó la Osa y Orión, las Pléyades y las Cámaras del Sur; hace prodigios insondables, maravillas sin cuento.
Si cruza junto a mí, no puedo verlo, pasa rozándome, y no lo siento; si coge una presa, ¿quién se la quitará?; ¿quién le reclamará: "Qué estás haciendo"?
Cuánto menos podré yo replicarle o escoger argumentos contra él. Aunque tuviera razón, no recibiría respuesta, tendría que suplicar a mi adversario; aunque lo citara y me respondiera, no creo que me hiciera caso.
Salmo responsorial: 87
"Llegue hasta ti mi súplica, Señor."
Todo el día te estoy invocando, / tendiendo las manos hacia ti. / ¿Harás tú maravillas por los muertos? / ¿Se alzarán las sombras para darte gracias? R.
¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia, / o tu fidelidad en el reino de la muerte? / ¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla, / o tu justicia en el país del olvido? R.
Pero yo te pido auxilio, / por la mañana irá a tu encuentro mi súplica. / ¿Por qué, Señor, me rechazas / y me escondes tu rostro? R.
Evangelio: Lucas 9, 57-62
Te seguiré adonde vayas"
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas." Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza."
A otro le dijo: "Sígueme." Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios."
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia." Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios."
A otro le dijo: "Sígueme." Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios."
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia." Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios."
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