lunes, 25 de enero de 2016

Reflexión diaria del Evangelio

REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.

Lunes 25 de enero de 2016

FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO, APÓSTOL

Convertirse significa cambiar de vida, de actitud y de dirección. San Pablo por ejemplo era un perseguidor implacable de los cristianos. Estaba convencido que esto era lo mejor, que esa era su misión. Sin embargo, cuando él se encuentra con Cristo, descubre que su camino estaba equivocado, entiende que tiene que cambiar de vida, se da cuenta del mal que estaba realizando. Hay personas que hacen el mal y lo saben y otras que, hacen el mal pensando que obran bien. Ambas necesitan de conversión. Que el Señor nos ilumine para que sólo el bien tenga cabida en nuestras vidas. Paz y bien.

Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.


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"Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?.” Hechos 9,4 (Hch 22,3-16).
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Primera Lectura: Hechos 22,3-16
"Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?."

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: "Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.

Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados.""

Salmo responsorial: 116
"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio..

Alabad al Señor, todas las naciones, / aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros, / su fidelidad dura por siempre. R.

Evangelio: Marcos 16,15-18
"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio."

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.".

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