REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.
Domingo 03 de enero de 2016
"SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR"
En muchas partes del mundo, donde el 06 de enero no es feriado, se celebra este domingo la fiesta de la Epifanía del Señor, para dar oportunidad a que los fieles participen en mayor número a esta gran fiesta de nuestra fe. Epifanía quiere decir manifestación de Dios al mundo, a todas las personas y su acogida por parte de todos los pueblos. Es por eso que la Iglesia nos propone el evangelio de la visita de los magos, que son tres y que vienen de otros pueblos, diferentes al pueblo judío.
Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.
“Cuando los magos entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre. Se arrodillaron delante de Él y lo adoraron. Después abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro incienso y mirra.” Mt 2, 11.
¡Querido hermano, querida hermana, Paz y Bien!
En muchas partes del mundo, donde el 06 de enero no es feriado, se celebra este domingo la fiesta de la Epifanía del Señor, para dar oportunidad a que los fieles participen en mayor número a esta gran fiesta de nuestra fe. Epifanía quiere decir manifestación de Dios al mundo, a todas las personas y su acogida por parte de todos los pueblos. Es por eso que la Iglesia nos propone el evangelio de la visita de los magos, que son tres y que vienen de otros pueblos, diferentes al pueblo judío.
Dios hizo todas las cosas, todo el universo y también todas las personas. Todos nosotros llevamos en nosotros mismos las marcas de Dios. Todas las culturas buscaron y buscan encontrarse con un ser superior, que invita a trascender los límites de la existencia terrena y que le llenan de sentido. Por eso, ya que era muy difícil que el hombre por si mismo llegara a comprender el misterio de Dios en su amplitud, Dios mismo decidió entrar en nuestra historia y revelarle su misterio. El pueblo judío fue el elegido para ser el medio concreto de esta revelación a todas las naciones.
Sin embargo, preocupados con tantas otras cosas, ellos infelizmente no fueron capaces de acoger al Mesías. Tenían todas las indicaciones, pero fueron sorprendidos. El texto de Mateo nos dice que Jerusalén se quedó convulsionada, con la presencia de los magos y con su pregunta: “¿Dónde está el rey de los judíos?”
Ciertamente es esto lo que quiere significar el numero tres, que en la Biblia siempre nos da una idea de totalidad. Interesante mirar atentamente los gestos de estos tres magos:
“entraron en la casa” – revela todo el movimiento de ellos. Entraron en el ambiente de Dios. Dios viene a nosotros, pero también nosotros tenemos que entrar en el lugar de Dios. No somos totalmente pasivos, quien se queda con los brazos cruzados, quien no se mueve, no puede encontrar al Señor.
“se arrodillaron delante de Él” – arrodillarse es un gesto de profundo reconocimiento y de sumisión. Los magos están diciendo con este gesto, que mismo no siendo de los judíos, ellos se someten a la presencia de Dios, con sus culturas, con sus diferencias, con sus características. “lo adoraron” – adorar manifiesta el reconocimiento de su divinidad. Aquellos magos vieron en aquel niñito al Dios hecho carne.
“abrieron sus cofres” – la realidad de Dios exige abrirse. Abrir los cofres, manifestar lo que está escondido, presentar los dones sabiendo que son nuestros, porque Dios nos dio, pero debemos recolocar a su disposición. “le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” – dar un presente es un gesto muy significativo y revelador, pues cuando debo elegir un presente para alguien manifiesto lo que pienso de aquella persona: esto le gustará, esto le servirá o esto es una cosa de su estilo. También los magos, con sus regalos, revelan la persona de Jesús. El oro manifiesta que El es rey, el incienso manifiesta que El es Dios y la mirra (que se usaba para ungir a los muertos) que Él es mortal, y prefigura ya su donación total en la pasión.
La fiesta de la Epifanía nos invita a ir hasta Jesús, siguiendo las estrellas de la vida que Dios pone en nuestros caminos, a entrar en su casa, a encontrarlo con María, a arrodillarnos delante de Él y adorarlo, a abrir nuestros cofres y darles nuestros regalos, que significarán quien es Jesús para nosotros.
El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.
Hno. Mariosvaldo Florentino, capuchino._______________________________________________________
Primera Lectura: Isaías 60, 1-6
"La gloria del Señor amanece sobre ti"
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
Salmo responsorial: 71
(Escuchar el salmo y descargar mp3)
"Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra".
Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes: para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R.
Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos; que los reyes de Sabá y de Arabia le ofrezcan sus dones, que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. R.
Porque él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R.
Porque él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R.
Segunda Lectura: Efesios 3, 2-6
"Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos"
Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
"Venimos de Oriente para dorar al Rey"
Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo". Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel"".
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: "Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo". Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: "Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo". Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
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