AUDIENCIA DE LOS MI脡RCOLES DEL PAPA
“La misericordia de Dios est谩 presente a lo largo de toda la historia del pueblo de Israel”, dijo al comenzar este mi茅rcoles una nueva catequesis en la Audiencia General.
Pero “el Se帽or, mediante su siervo Mois茅s, gu铆a a Israel en el desierto como si fuese un hijo, lo educa en la fe y hace una alianza con 茅l, creando una uni贸n de amor muy fuerte, como el de un padre con su hijo o el de un esposo con su esposa”, explic贸 el Santo Padre. (RESUMEN EN ESPA脩OL)
Pero “el Se帽or, mediante su siervo Mois茅s, gu铆a a Israel en el desierto como si fuese un hijo, lo educa en la fe y hace una alianza con 茅l, creando una uni贸n de amor muy fuerte, como el de un padre con su hijo o el de un esposo con su esposa”, explic贸 el Santo Padre. (RESUMEN EN ESPA脩OL)
El Papa Francisco en la Audiencia General:
«Dios no es indiferente al sufrimiento»
Queridos hermanos y hermanas:
El relato del libro del 脡xodo que hemos escuchado nos muestra como la misericordia de Dios ha estado siempre presente en toda la historia del Pueblo de Israel. Por esto, cuando su vida se vuelve dura por la esclavitud en Egipto, Dios no permanece indiferente ante a su sufrimiento. Lo salva del Fara贸n por medio de Mois茅s, a quien escoge como mediador de liberaci贸n. Lo saca de Egipto, lo conduce a trav茅s del Mar Rojo y del desierto, hacia la tierra prometida, hacia la libertad.
La misericordia de Dios no es indiferente al dolor del oprimido, al grito de quien sufre violencia, esclavitud, o es condenado a muerte. El sufrimiento es una triste realidad que aflige a toda 茅poca, tambi茅n a la nuestra. Nos hace sentir impotentes y tentados a endurecer el coraz贸n. Dios, en cambio, «no es indiferente», no abandona, sino que act煤a y salva.
El ejemplo de Israel nos consuela y aviva nuestra esperanza en la salvaci贸n de Dios. 脡l elige a Israel, lo educa como un padre a su hijo, y le propone una relaci贸n de amor particular que lo convierte en "pueblo de su propiedad”. Tambi茅n a nosotros nos ofrece las maravillas de su misericordia, que llega a su pleno cumplimiento en Jesucristo, que con su Sacrificio Pascual inaugura la "Alianza nueva y eterna”, nos obtiene el perd贸n de nuestros pecados y nos convierte definitivamente en hijos de Dios.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua espa帽ola, en particular a los grupos provenientes de Espa帽a y Latinoam茅rica. Que el Se帽or Jes煤s nos conceda experimentar siempre en nuestra vida el amor y la misericordia de Dios, nuestro Padre. Muchas gracias.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua espa帽ola, en particular a los grupos provenientes de Espa帽a y Latinoam茅rica. Que el Se帽or Jes煤s nos conceda experimentar siempre en nuestra vida el amor y la misericordia de Dios, nuestro Padre. Muchas gracias.
TEXTO COMPLETO DE LA CATEQUESIS DEL PAPA
«La misericordia de Dios no es indiferente al dolor del oprimido, sino que act煤a y salva»
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos d铆as!
En la Sagrada Escritura, la misericordia de Dios est谩 presente a lo largo de toda la historia del Pueblo de Israel.
Con su misericordia, el Se帽or acompa帽a el camino de los Patriarcas, a ellos les dona hijos no obstante su condici贸n de esterilidad, los conduce por caminos de gracia y de reconciliaci贸n, como demuestra la historia de Jos茅 y de sus hermanos (Cfr. Gen 37-50). Y pienso en tantos hermanos que est谩n alejados dentro de una familia y no se hablan. Pero este A帽o de la Misericordia es una buena ocasi贸n para reencontrarse, abrazarse y perdonarse, ¡eh! Olvidar las cosas feas. Pero, como sabemos, en Egipto la vida para el pueblo se hace dura. Y es ah铆 cuando los Israelitas est谩n por perecer, que el Se帽or interviene y realiza la salvaci贸n.
Se lee en el libro del 脡xodo: «Pas贸 mucho tiempo y, mientras tanto, muri贸 el rey de Egipto. Los israelitas, que gem铆an en la esclavitud, hicieron o铆r su clamor, y ese clamor lleg贸 hasta Dios, desde el fondo de su esclavitud. Dios escuch贸 sus gemidos y se acord贸 de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. Entonces dirigi贸 su mirada hacia los israelitas y los tuvo en cuenta» (2,23-25). La misericordia no puede permanecer indiferente delante del sufrimiento de los oprimidos, del grito de quien padece la violencia, reducido a la esclavitud, condenado a muerte. Es una dolorosa realidad que aflige toda 茅poca, incluida la nuestra, y que muchas veces nos hace sentir impotentes, tentados a endurecer el coraz贸n y pensar en otra cosa. Dios en cambio «no es indiferente» (Mensaje para la Jornada Mundial de la paz 2016, 1), no desv铆a jam谩s la mirada del dolor humano. El Dios de misericordia responde y cuida de los pobres, de aquellos que gritan su desesperaci贸n. Dios escucha e interviene para salvar, suscitando hombres capaces de o铆r el gemido del sufrimiento y de obrar en favor de los oprimidos.
Es as铆 que comienza la historia de Mois茅s como mediador de liberaci贸n para el pueblo. 脡l afronta al Fara贸n para convencerlo en dejar salir a Israel; y luego guiar谩 al pueblo, a trav茅s del Mar Rojo y el desierto, hacia la libertad. Mois茅s, que la misericordia divina ha salvado a penas nacido de la muerte en las aguas del Nilo, se hace mediador de aquella misma misericordia, permitiendo al pueblo nacer a la libertad salvado de las aguas del Mar Rojo. Y tambi茅n nosotros en este A帽o de la Misericordia podemos hacer este trabajo de ser mediadores de misericordia con las obras de misericordia para acercarnos, para dar alivio, para hacer unidad. Tantas cosas buenas se pueden hacer.
La misericordia de Dios act煤a siempre para salvar. Es todo lo contrario de las obras de aquellos que act煤an siempre para matar: por ejemplo aquellos que hacen las guerras. El Se帽or, mediante su siervo Mois茅s, gu铆a a Israel en el desierto como si fuera un hijo, lo educa en la fe y realiza la alianza con 茅l, creando una relaci贸n de amor fuerte, como aquel del padre con el hijo y el del esposo con la esposa.
A tanto llega la misericordia divina. Dios propone una relaci贸n de amor particular, exclusiva, privilegiada. Cuando da instrucciones a Mois茅s a cerca de la alianza, dice: «Ahora, si escuchan mi voz y observan mi alianza, ser谩n mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes ser谩n para m铆 un reino de sacerdotes y una naci贸n que me est谩 consagrada» (Ex 19,5-6).
Cierto, Dios posee ya toda la tierra porque lo ha creado; pero el pueblo se convierte para 脡l en una posesi贸n diversa, especial: su personal “reserva de oro y plata” como aquella que el rey David afirmaba haber donado para la construcci贸n del Templo.
Por lo tanto, esto nos hacemos para Dios acogiendo su alianza y dej谩ndonos salvar por 脡l. La misericordia del Se帽or hace al hombre precioso, como una riqueza personal que le pertenece, que 脡l custodia y en la cual se complace.
Son estas las maravillas de la misericordia divina, que llega a pleno cumplimiento en el Se帽or Jes煤s, en aquella “nueva y eterna alianza” consumada con su sangre, que con el perd贸n destruye nuestro pecado y nos hace definitivamente hijos de Dios (Cfr. 1 Jn 3,1), joyas preciosas en las manos del Padre bueno y misericordioso. Y si nosotros somos hijos de Dios y tenemos la posibilidad de tener esta herencia – aquella de la bondad y de la misericordia – en relaci贸n con los dem谩s, pidamos al Se帽or que en este A帽o de la Misericordia tambi茅n nosotros hagamos cosas de misericordia; abramos nuestro coraz贸n para llegar a todos con las obras de misericordia, la herencia misericordiosa que Dios Padre ha tenido con nosotros. Gracias.
A tanto llega la misericordia divina. Dios propone una relaci贸n de amor particular, exclusiva, privilegiada. Cuando da instrucciones a Mois茅s a cerca de la alianza, dice: «Ahora, si escuchan mi voz y observan mi alianza, ser谩n mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes ser谩n para m铆 un reino de sacerdotes y una naci贸n que me est谩 consagrada» (Ex 19,5-6).
Cierto, Dios posee ya toda la tierra porque lo ha creado; pero el pueblo se convierte para 脡l en una posesi贸n diversa, especial: su personal “reserva de oro y plata” como aquella que el rey David afirmaba haber donado para la construcci贸n del Templo.
Por lo tanto, esto nos hacemos para Dios acogiendo su alianza y dej谩ndonos salvar por 脡l. La misericordia del Se帽or hace al hombre precioso, como una riqueza personal que le pertenece, que 脡l custodia y en la cual se complace.
Son estas las maravillas de la misericordia divina, que llega a pleno cumplimiento en el Se帽or Jes煤s, en aquella “nueva y eterna alianza” consumada con su sangre, que con el perd贸n destruye nuestro pecado y nos hace definitivamente hijos de Dios (Cfr. 1 Jn 3,1), joyas preciosas en las manos del Padre bueno y misericordioso. Y si nosotros somos hijos de Dios y tenemos la posibilidad de tener esta herencia – aquella de la bondad y de la misericordia – en relaci贸n con los dem谩s, pidamos al Se帽or que en este A帽o de la Misericordia tambi茅n nosotros hagamos cosas de misericordia; abramos nuestro coraz贸n para llegar a todos con las obras de misericordia, la herencia misericordiosa que Dios Padre ha tenido con nosotros. Gracias.







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