Reflexión diaria del evangelio.

Lecturas diarias de la liturgia, reflexiones diarias del Evangelio.

Reflexión diaria de la Palabra de Dios.

Lecturas diarias de la liturgia, reflexiones diarias de la Palabra de Dios.

El rezo diario del santo rosario

El Rezo diario del Santo Rosario y la meditación nos ayudan a contemplar los misterios de nuestra salvación.

Audiencia de los miércoles del Papa.

Durante la Audiencia General, el Papa dedica una catequesis sobre un tema en particular, después la resume en diferentes lenguas.

Mensaje del Papa previo al rezo del Angelus.

El Papa dirige su mensaje y reza el Ángelus con los fieles.

domingo, 25 de marzo de 2018

El Ángelus del Papa Francisco

PALABRAS PREVIAS AL ANGELUS

Domingo 25 de marzo de 2018. Durante el rezo del Ángelus antes de finalizar la Santa Misa de este Domingo de Ramos, el Papa Francisco ha hecho votos para que la Virgen María ayude a todos a vivir bien la Semana Santa de este 2018. En sus palabras a los miles de fieles que estaban en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre expresó su deseo de que “María nos ayude a vivir bien la Semana Santa”. “De ella aprendemos el silencio interior, la mirada del corazón, la fe amorosa para seguir a Jesús en el camino de la cruz que conduce a la luz gozosa de la Resurrección”.





Papa Francisco: «De María aprendemos el silencio interior, la mirada del corazón, la fe amorosa para seguir a Jesús en el camino de la cruz, que conduce a la luz gozosa de la Resurrección».

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Antes de concluir esta celebración, deseo saludar a todos ustedes, romanos y peregrinos, que han participado en ella, especialmente jóvenes de diferentes partes del mundo, incluso aquellos, unos 15 mil, que participaron de manera virtual: ¡Saludo a todos! Pensando agradecidamente en mi reciente viaje a Perú, saludo con afecto a la comunidad peruana presente en Italia.

La Jornada Mundial de la Juventud, que tiene lugar a nivel diocesano, es un paso importante en el camino hacia el Sínodo de los Obispos para los jóvenes, la fe y el discernimiento en el próximo mes de octubre, y en el camino hacia la preparación del Día Internacional, que tendrá lugar en Panamá en enero de 2019. En este itinerario nos acompaña el ejemplo de María, la joven de Nazaret que Dios ha elegido como Madre de su Hijo. Ella camina con nosotros y guía las nuevas generaciones en su peregrinación de fe y de fraternidad.

Que María nos ayude a todos a vivir bien la Semana Santa. De ella aprendemos el silencio interior, la mirada del corazón, la fe amorosa para seguir a Jesús en el camino de la cruz, que conduce a la luz gozosa de la Resurrección.

Y antes de rezar el Ángelus, me gustaría dar las gracias al Cardenal Baldisseri, a Mons. Fabene, a toda la Secretaría del Sínodo y a todos los colaboradores que han ayudado mucho esta semana: ¡muchas gracias!

El Ángel del Señor anunció a María…...

 

Reflexión Dominical de la Palabra de Dios

REFLEXIÓN DIARIA DE LA PALABRA DE DIOS.

Domingo 25 de marzo de 2018

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

Por Fray Nelson Medina, OP.

 En la muerte y pascua de Jesucristo quedarán manifiestas la perfecta fidelidad y la infinita misericordia del Señor.


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Primera Lectura: Isaías 50,4-7
"No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado"

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Salmo responsorial: 21
(Escuchar el salmo y descargar mp3) http://interletras.com/musicaliturgica/cantos%202/SALMOS/Ciclo%20B/19%20domingo%20de%20ramos.mp3





"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

Al verme, se burlan de mí, / hacen visajes, menean la cabeza: / "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; / que lo libre, si tanto le quiere."  R.

Me acorrala una jauría de mastines, / me cerca una banda de malhechores; / me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.

Se reparten mi ropa, / echan a suertes mi túnica. / Pero tú, Señor, no te quedes lejos; / fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.  R.

Contaré tu fama a mis hermanos, / en medio de la asamblea te alabaré. / Fieles del Señor, alabadlo; / linaje de Jacob, glorificadlo; / temedlo, linaje de Israel.  R.

Segunda Lectura: Filipenses 2,6-11
"Se rebajo, por eso Dios lo levantó sobre todo"

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.  

Evangelio: Marcos 14,1-15,47
"Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte"

[C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

S. "No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo."

Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:

S. "¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres."

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

+. "Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta." Prometieron dinero a Judas Iscariote

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?

C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

S. "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?"

C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

+. "Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena."

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo

C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:

+. "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo."

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. "¿Seré yo?" C. Respondió:

+. "Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!"

Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

+. "Tomad, esto es mi cuerpo."

C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

+. "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios."

Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres

C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:

+. Todos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea."

C. Pedro replicó:

S. "Aunque todos caigan, yo no."

C. Jesús le contestó:

+. "Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres."

C. Pero él insistía:

S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré."

C. Y los demás decían lo mismo.

Empezó a sentir terror y angustia

C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

+. "Sentaos aquí mientras voy a orar."

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

+. "Me muero de tristeza; quedaos aquí velando."

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

+. "¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres."

C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

+. "Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil."

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:

+. "Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega."

Prendedlo y conducidlo bien sujeto

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

S. "Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto."

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S. "¡Maestro!"

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo: +. "¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras."

C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumo sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:

S. "Nosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres."

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús: S. "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?"

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:

S. "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?..."

C. Jesús contestó:

+. "Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo."

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:

S. "¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?"

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

S. "Haz de profeta.

C. Y los criados le daban bofetadas.

No conozco a este hombre que decís

C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:

S. "También tú andabas con Jesús, el Nazareno."

C. Él lo negó, diciendo: S. "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir."

C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

S. "Éste es uno de ellos."

C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro: S. "Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo."

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. "No conozco a ese hombre que decís."

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres", y rompió a llorar.] ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto: S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"

C. Él respondió:

+. "Tú lo dices."

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:

S. "¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti."

C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:

S. "¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S. "¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?"

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. "¡Crucifícalo!"

C. Pilato les dijo:

S. "Pues, ¿qué mal ha hecho?"

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. "¡Crucifícalo!"

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado

C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

S. "¡Salve, rey de los judíos!

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron

C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de "la Calavera"), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar

C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S. "¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz."

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:

S. "A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos."

C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

Jesús, dando un fuerte grito, expiró

C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

+. "Eloí, Eloí, lamá sabktaní."

C. Que significa:

+. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. "Mira, está llamando a Elías."

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:

S. "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo."

C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

* Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S. "Realmente este hombre era Hijo de Dios."

[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

José rodó una piedra a la entrada del sepulcro

C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.]

Reflexión Dominical del Evangelio

REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.

Domingo 25 de marzo de 2018

"DEJA CRISTO ENTRAR EN TU VIDA... Y SÉ FIEL – DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR."

El pueblo lo aclamó como el mesías. Pero, no todos efectivamente lo recibieron en sus vidas, tanto que, muchos algunos días después estuvieran delante de Pilatos pidiendo que lo crucificaran. Lo mismo puede suceder hoy, muchos dicen recibir a cristo y lo aclaman festivamente, pero delante de algunas situaciones concretas lo traicionan y abandonan. Cómo es difícil permanecer fiel aún en los momentos de peligros, amenazas y pruebas. Pero si la entrada de cristo en nuestras vidas no fue solo una moda pasajera, en el mismo nos ayudará a permanecer fieles. Paz y bien.

Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.


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Faltaban dos días para la Fiesta de Pascua y de los Panes Ázimos. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban la manera de detener a Jesús con astucia para darle muerte, pero decían: «No durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo.» (Marcos 14,1-2).
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Primera Lectura: Isaías 50,4-7
"No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado"

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Salmo responsorial: 21
(Escuchar el salmo y descargar mp3) http://interletras.com/musicaliturgica/cantos%202/SALMOS/Ciclo%20B/19%20domingo%20de%20ramos.mp3





"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

Al verme, se burlan de mí, / hacen visajes, menean la cabeza: / "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; / que lo libre, si tanto le quiere."  R.

Me acorrala una jauría de mastines, / me cerca una banda de malhechores; / me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.

Se reparten mi ropa, / echan a suertes mi túnica. / Pero tú, Señor, no te quedes lejos; / fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.  R.

Contaré tu fama a mis hermanos, / en medio de la asamblea te alabaré. / Fieles del Señor, alabadlo; / linaje de Jacob, glorificadlo; / temedlo, linaje de Israel.  R.

Segunda Lectura: Filipenses 2,6-11
"Se rebajo, por eso Dios lo levantó sobre todo"

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.  

Evangelio: Marcos 14,1-15,47
"Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte"

[C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

S. "No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo."

Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:

S. "¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres."

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

+. "Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta." Prometieron dinero a Judas Iscariote

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?

C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

S. "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?"

C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

+. "Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena."

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo

C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:

+. "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo."

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. "¿Seré yo?" C. Respondió:

+. "Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!"

Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

+. "Tomad, esto es mi cuerpo."

C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

+. "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios."

Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres

C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:

+. Todos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea."

C. Pedro replicó:

S. "Aunque todos caigan, yo no."

C. Jesús le contestó:

+. "Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres."

C. Pero él insistía:

S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré."

C. Y los demás decían lo mismo.

Empezó a sentir terror y angustia

C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

+. "Sentaos aquí mientras voy a orar."

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

+. "Me muero de tristeza; quedaos aquí velando."

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

+. "¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres."

C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

+. "Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil."

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:

+. "Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega."

Prendedlo y conducidlo bien sujeto

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

S. "Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto."

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S. "¡Maestro!"

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo: +. "¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras."

C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumo sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:

S. "Nosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres."

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús: S. "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?"

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:

S. "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?..."

C. Jesús contestó:

+. "Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo."

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:

S. "¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?"

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

S. "Haz de profeta.

C. Y los criados le daban bofetadas.

No conozco a este hombre que decís

C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:

S. "También tú andabas con Jesús, el Nazareno."

C. Él lo negó, diciendo: S. "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir."

C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

S. "Éste es uno de ellos."

C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro: S. "Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo."

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. "No conozco a ese hombre que decís."

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres", y rompió a llorar.] ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto: S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"

C. Él respondió:

+. "Tú lo dices."

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:

S. "¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti."

C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:

S. "¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S. "¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?"

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. "¡Crucifícalo!"

C. Pilato les dijo:

S. "Pues, ¿qué mal ha hecho?"

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. "¡Crucifícalo!"

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado

C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

S. "¡Salve, rey de los judíos!

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron

C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de "la Calavera"), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar

C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S. "¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz."

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:

S. "A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos."

C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

Jesús, dando un fuerte grito, expiró

C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

+. "Eloí, Eloí, lamá sabktaní."

C. Que significa:

+. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. "Mira, está llamando a Elías."

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:

S. "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo."

C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

* Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S. "Realmente este hombre era Hijo de Dios."

[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

José rodó una piedra a la entrada del sepulcro

C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.]

MISTERIOS GLORIOSOS

EL SANTO ROSARIO

MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)

1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor.
3. La Venida del Espíritu Santo.
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5. La Coronación de la Santísima Virgen.

HOY ORAMOS POR: Por la salud y las intenciones del Papa Francisco, por los sacerdotes, por los cristianos perseguidos, por niños y los ancianos abandonados, por los enfermos, por los matrimonios en crisis y por las almas benditas del purgatorio.


MODO DE REZARLO

1. Hacer el signo de la cruz y rezar el símbolo de los apóstoles o el acto de contrición
2. Rezar el Padrenuestro
3. Rezar 3 Avemarías y Gloria.
4. Anunciar el primer misterio. Rezar el Padrenuestro.
5. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
6. Anunciar el segundo misterio. Rezar el Padrenuestro.
7. Rezar 10 Avemarías, GLORIA y Jaculatoria.
8. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro.
9. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
10. Anunciar el cuarto misterio. Rezar el Padrenuestro.
11. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
12. Anunciar el quinto misterio. Rezar el Padrenuestro.
13. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
14. Rezar la Salve.
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domingo, 18 de marzo de 2018

El Ángelus del Papa Francisco

PALABRAS PREVIAS AL ANGELUS

Domingo 18 de marzo de 2018. El Papa comentó que el Evangelio de este domingo “cuenta un episodio acontecido en los últimos días de la vida de Jesús” y la escena “se desenvuelve en Jerusalén, donde Él se encuentra por la fiesta de la Pascua hebrea”.

“El Evangelio de hoy nos invita a dirigir nuestra mirada al crucifijo, que no es un objeto ornamental o un accesorio de vestir del que a veces se abusa, sino un signo religioso que hay que contemplar y comprender”.





Papa Francisco: «Jesús crucificado es fuente de salvación para la humanidad»

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy (Jn 12, 20-33) narra un episodio que tuvo lugar en los últimos días de la vida de Jesús. La escena tiene lugar en Jerusalén, donde él se encuentra para la fiesta de la Pascua judía.

Para esta celebración ritual llegaron también algunos griegos, se trata de hombres animados por sentimientos religiosos, atraídos por la fe del pueblo judío, quienes habiendo oído hablar de este gran profeta, se acercan a Felipe, uno de los doce apóstoles, y le dicen, “queremos ver a Jesús” (v. 21). Juan enfatiza esta frase, centrada en el verbo ver, que, en el vocabulario del evangelista significa ir más allá de las apariencias para captar el misterio de una persona. El verbo que utiliza Juan, “ver”, es llegar hasta el corazón, llegar, por la vista, por la comprensión, hasta lo íntimo de la persona, al interior de la persona.

La reacción de Jesús es sorprendente. Él no responde con un “sí” o un “no”, sino que dice: “La hora ha llegado para el Hijo del hombre de ser glorificado” (v. 23). Estas palabras, que a simple vista, parecen ignorar la cuestión de los griegos, en realidad dan la respuesta verdadera porque quién quiere conocer a Jesús debe mirar al interior de la cruz, dónde se revela su Gloria.

Mirar al interior de la cruz. El Evangelio de hoy nos invita a dirigir nuestra mirada hacia el crucifijo, que no es un objeto ornamental o un accesorio de vestir, del que ¡a veces se abusa!, sino que es un signo religioso al cual contemplar y comprender.

En la imagen de Jesús crucificado se revela el misterio de la muerte del Hijo como supremo acto de amor, fuente de vida y salvación para la humanidad de todos los tiempos. En sus llagas hemos sido curados.

Puedo pensar “¿Cómo miro el crucifijo?, ¿Como una obra de arte para ver si es bello o no? ¿O miro al interior, entro en las llagas de Jesús hasta su corazón? ¿Miro el misterio del Dios aniquilado hasta la muerte, como un esclavo, como un criminal? “no os olvidéis de esto: Mirad el crucifijo, pero mirarlo desde el interior. Está esta bella devoción de rezar un Padre nuestro a cada una de las cinco llaga: Cuando rezamos este Padre nuestro, tratamos de entrar a través de las llagas de Jesús, al interior, precisamente a su corazón. Y aquí aprenderemos la gran sabiduría del misterio de Cristo, la gran sabiduría de la Cruz.

Y para explicar el significado de su muerte y de su resurrección, Jesús emplea una imagen y dice: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda infecundo; pero si muere da mucho fruto”. Quiere hacer comprender que su vivencia extrema, es decir la cruz, muerte y resurrección es un acto de fecundidad, sus llagas nos han curado, una fecundidad que dará fruto para muchos. De esta manera se compara a si mismo con el grano que muere en la tierra y genera vida nueva. Con la encarnación Jesús ha venido a la tierra; pero esto no basta: Él debe también morir para rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado y darles una nueva vida reconciliada en el amor. He dicho: “para rescatar a los hombres”, pero para recatarte a ti, a mí, a cada uno de nosotros, Él ha pagado este precio. Este es el misterio de Cristo. Ve a sus llagas, entra, contempla; mira a Jesús, pero desde el interior.

Y este dinamismo del grano de trigo, que se cumple en Jesús, debe realizarse también en nosotros, sus discípulos: estamos llamados a hacer nuestra esta ley pascual, de perder la vida para recibir la nueva y también eterna. ¿Y qué significa perder la vida? es decir, ¿Qué significa ser el grano de trigo? Significa pensar menos en sí mismos, en los intereses personales y saber “ver “y salir al encuentro de las necesidades de nuestro prójimo, en especial de los marginados, cumplir con alegría obas de caridad hacia cuantos sufren en el cuerpo y en el espíritu es el modo más auténtico de vivir el Evangelio, es el fundamento necesario para que nuestras comunidades crezcan en la fraternidad y en la acogida recíproca.

Quiero ver a Jesús, pero verlo desde dentro, entra por sus llagas y contempla aquel amor de su corazón, para ti, para mí, para todos.

La Virgen María, que ha tenido siempre la mirada de su corazón fija en su Hijo, desde Belén hasta la cruz del Calvario, nos ayude a encontrarlo y a conocerlo así como Él quiere, para que podamos vivir iluminados por Él, y podamos llevar al mundo frutos de justicia y de paz.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Saludo cordialmente a todos los presentes aquí, fieles de Roma y de muchas partes del mundo.

Saludo a los peregrinos de Eslovaquia y los de Madrid; los grupos parroquiales provenientes de Sant'Agnello, Pescara, Chieti y Cheremule; los niños de la Diócesis de Brescia y los del decanato "Romana-Vittoria" de Milán.

Saludo a la Unión Folclórica Italiana, al grupo de familias de Rubiera y a los confirmadores de Novi di Modena.

Ayer visité Pietrelcina y San Giovanni Rotondo. Saludo con afecto y agradezco a las comunidades de las diócesis de Benevento y Manfredonia, a los obispos - Mons. Accrocca y Mons. Castoro- a los consagrados, a los fieles, a las autoridades; Les agradezco la cálida bienvenida y les llevo a todos en mi corazón, pero especialmente a los enfermos de la Casa de Alivio del sufrimiento, los ancianos y los jóvenes. Agradezco a aquellos que prepararon esta visita que no olvidaré. Que el Padre Pío bendiga a todos.

Les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buena comida y hasta pronto!

 

Reflexión Dominical de la Palabra de Dios

REFLEXIÓN DIARIA DE LA PALABRA DE DIOS.

Domingo 18 de marzo de 2018

SOMOS LLAMADOS A DESCUBRIR LA NOVEDAD DE LA ALIANZA QUE SE TRAE EN CRISTO

Por Fray Nelson Medina, OP.

 Avancemos en este tramo final de la Cuaresma sabiendo que lo que alcanzamos a entender es demasiado pequeño en comparación con las promesas que Dios nos tiene en la pascua.


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Primera Lectura: Jeremías 31,31-34
"Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados"

"Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor -oráculo del Señor-. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días -oráculo del Señor-: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande -oráculo del Señor-, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados."    

Salmo responsorial: 50
(Escuchar el salmo y descargar mp3) http://interletras.com/musicaliturgica/cantos%202/SALMOS/Ciclo%20B/18domingo%2005%20de%20cuaresma.mp3




Oh Dios, crea en mí un corazón puro."

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado.  R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso: / enseñaré a los malvados tus caminos, / los pecadores volverán a ti.  R.


Segunda Lectura: Hebreos 5,7-9
"Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna"

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando es su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

Evangelio: Juan 12,20-33
"Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto"

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: "Señor, quisiéramos ver a Jesús." Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.

Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre." Entonces vino una voz del cielo: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo." La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: "Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí." Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.