domingo, 4 de marzo de 2018

Reflexión Dominical del Evangelio

REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.

Domingo 4 de marzo de 2018

"JESÚS EXPULSÓ DEL TEMPLO A LOS VENDEDORES."

Jesús entró en el templo y encontró a los vendedores de bueyes y ovejas y palomas y también a los cambistas sentados detrás de sus mesas, hizo un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera del templo, con ovejas y bueyes y derribó las mesas desparramando por el suelo todo el dinero. A los que vendían palomas les dijo, saquen eso de aquí y no hagan de la casa de mi Padre un lugar de negocios.

A veces, parece difícil conciliar la violencia de este texto con la dulzura de Jesús, con su bondad y con su amor. De hecho, Jesús hizo un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera del templo. Pero debemos entender bien esto, no podemos utilizar este texto para justificar nuestras iras y violencias. Jesús jamás despreció o maltrató a una persona que con el corazón sincero lo haya buscado, aunque fuera el peor pecador. Para él, no era importante el tamaño y la gravedad del pecado, sino el deseo de conversión, las ganas de empezar de nuevo.

Jesús acogió el perfume de la pecadora que lavó sus pies con lágrimas, perdonó la adultera, confió en Pedro aún después de negarlo tres veces. Perdonó a los que lo crucificaron, pero no soporto a estos hombres que se aprovechaban del templo y de la fe de las personas para explotarlas, les expulsó del templo.

Los judíos debían todos los años hacer una peregrinación al templo de Jerusalén, debían ofrecer dinero y también animales para el sacrificio. Sin embargo el dinero que ellos traían de sus casas no podía ser colocado en las canastas del templo porque era considerado impuro y entre todos debían hacer el cambio para la ofrenda.

Lo mismo sucedía con los animales, solamente aquellos aprobado por los sacerdotes podían ser sacrificados. Por eso las personas traían su animal pero debían venderlo y comprar allí un otro, en el templo mismo que estuviera sido aprobado por los sacerdotes. Con estos cambios, con la compra y la venta eran las personas más humildes quienes perdían mucho, eran explotadas por los expertos de los negocios. Estos negociantes abusaban de la fe de estas personas y no respetaban en lugar de Dios.

Ante esta situación, Jesús actuó con mucha firmeza y los echó afuera. Debemos entender bien qué significa esto echar fuera. Muchas veces en sus parábolas, Jesús habla de echar fuera, como por ejemplo al invitado del banquete que no tenía el vestido de fiesta, la cizaña al final de la cosecha, los pescados malos al final de la pesca.

Por eso no es verdad de que Dios acepta todo así nomás, de que en la casa de Dios hay lugar para todos sin importar nada, de que Dios no rechaza a nadie. Dios quiere si salvar a todos, pero de nuestra parte tenemos que estar abiertos a esta salvación. Nosotros tenemos que colocarnos en su camino, debemos buscar la conversión. Insisto, de que para Dios no es importante la gran grandeza de mi pecado, pero si, si encuentra en mí el deseo, y el esfuerzo en cambiar mi vida.

Quién solo piensa, al final Dios perdona todo, no voy a esforzarme y no hace ningún esfuerzo para ser mejor, es igual a estos vendedores que se sientan dentro del templo cerrados en su egoísmo y sin importarles nada de Dios. Y estos fueron y serán expulsados con violencia por Jesús. Ciertamente este Evangelio no quiere despertar en nosotros el miedo, pero si quiere hacernos decidir a tener una vida de fe y entender que la vida de fe es cosa seria. A Dios no podemos engañar, para Él no sirven nuestras máscaras. Paz y bien.

Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.


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A los que vendían palomas les dijo: «Saquen eso de aquí y no conviertan la Casa de mi Padre en un mercado.» (Jn 2, 13-25).
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Primera Lectura: Éxodo 20,1-17
"La Ley se dio por medio de Moisés."

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí.

[No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.]

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificarlo.

[Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.]

Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."

Salmo responsorial: 18
(Escuchar el salmo y descargar mp3) http://interletras.com/musicaliturgica/cantos%202/SALMOS/Ciclo%20B/16%20domingo%2003%20de%20cuaresma.mp3





"Señor, tú tienes palabras de vida eterna."

La ley del Señor es perfecta / y es descanso del alma; / el precepto del Señor es fiel / e instruye al ignorante.  R.

Los mandatos del Señor son rectos / y alegran el corazón; / la norma del Señor es límpida / y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura / y eternamente estable; / los mandamientos del Señor son verdaderos / y enteramente justos.  R.

Más preciosos que el oro, / más que el oro fino; / más dulces que la miel / de un panal que destila.  R.

Segunda Lectura: 1Corintios 1,22-25
"Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero, para los llamados, sabiduría de Dios"

Hermanos: Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.  

Evangelio: Juan 2,13-25
"Destruid este templo, y en tres días lo levantaré"

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre." Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "El celo de tu casa me devora." Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: "¿Qué signos nos muestras para obrar así?" Jesús contestó: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré." Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?" Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

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