Reflexión diaria del evangelio.

Lecturas diarias de la liturgia, reflexiones diarias del Evangelio.

Reflexión diaria de la Palabra de Dios.

Lecturas diarias de la liturgia, reflexiones diarias de la Palabra de Dios.

El rezo diario del santo rosario

El Rezo diario del Santo Rosario y la meditación nos ayudan a contemplar los misterios de nuestra salvación.

Audiencia de los miércoles del Papa.

Durante la Audiencia General, el Papa dedica una catequesis sobre un tema en particular, después la resume en diferentes lenguas.

Mensaje del Papa previo al rezo del Angelus.

El Papa dirige su mensaje y reza el Ángelus con los fieles.

miércoles, 6 de enero de 2021

LOS SALMOS, TITULO-NUMERACIÓN-CLASIFICACIÓN


   

El Libro de los salmos es el más leído y meditado de toda la Biblia, sea por el pueblo Israelita, como por los cristianos. 

En los salmos están resumidos, en forma orante y litúrgica, la historia, la teología, la literatura, la vida y los sentimientos del pueblo de Israel, expresando las situaciones del hombre de todos los tiempos. Por eso que la Iglesia ha hecho de ellos su expresión de oración oficial y litúrgica. Y nada mejor que orar con los salmos, porque con ellos "hablamos de Dios, a Dios, con las palabras de Dios". 

Sin embargo, tenemos que decir que orar con los salmos no es fácil. Algunos son de fácil lectura y oración porque expresan sentimientos personales, comunes al hombre de todos los tiempos. Otros reflejan los ritos, la cultura, la moral y las costumbres mentales de un pueblo lejano a nuestra sensibilidad. 

Se hace necesario, pues, para gustar de estas oraciones, introducirnos al estudio de los salmos, saber de su origen, de sus motivaciones, de sus géneros literarios.

Título y la numeración

El nombre "Salmo" traducido del latín, significa un poema cantado, con acompañamiento de un instrumento musical. De hecho la mayoría de las oraciones del libro, antiguamente eran cantadas y acompañadas con instrumentos musicales. 

Cada salmo es numerado, del 1 al 150. si recorres la numeración en tu Biblia, hasta el salmo No. 9 no tenemos ninguna dificultad. Pero desde el salmo 10 hasta el 147 nos encontramos con una doble numeración, una de ellas entre paréntesis. ¿Por qué? La diferencia se debe a una diversa numeración entre la versión hebrea y la versión griego - latina (LXX y Vulgata). La versión hebrea va delante de 1 unidad y su numeración es la que está primera fuera del paréntesis. 

Esta diferente numeración suele causar confusión cuando se trata de comprobar la cita de los salmos. Aquí usaremos siempre la numeración del texto hebreo.  
 
Clasificación de los salmos

Formación y división del Salterio. 

El libro de los salmos es la colección de las 150 oraciones que tienen una larga historia, nacieron seguramente en las ocasiones más diversas: Un momento de angustia, una fiesta de coronación de un rey, etc. Es importante saber que todos los salmos, aunque escritos en singular, eran destinados a la oración de la comunidad, y muy pronto fueron integrados al culto litúrgico del pueblo elegido. 

Nos interesa clasificar los 150 salmos de una manera que nos ayude a entenderlos mejor. En el libro de los salmos encontramos oraciones de varios géneros, nacidas de las más diversas situaciones de vida, individuales o colectivas. Para comprender pues, mejor un salmo, tendremos que remontarnos al acontecimiento inicial que lo motivó. Solamente conociendo esa situación podremos entender, porque un salmo expresa alegría o rebelión, esperanza o desilusión, dolor o paz profunda. 

Entre varias divisiones que siguen los estudiosos, se prefirió seguir este esquema: 

1. Himnos 
• 1.1 Himnos de Alabanza 
• 1.2 Himnos de la Realeza del Señor 
• 1.3 Cánticos de Sión. 

2. Salmos individuales 
• 2.1 Salmos de Súplica 
• 2.2 Salmos de Acción de Gracias 
• 2.3 Salmos de Confianza 
 
3. Salmos Colectivos 
• 3.1 Súplicas Colectivas 
• 3.2 Acción de Gracias Colectivas 
• 3.3 Confianza Colectiva 

4. Salmos Reales 

5 Salmos Didácticos 
• 5.1 Liturgias 
• 5.2 Exhortaciones Proféticas 
• 5.3 Salmos Históricos 
• 5.4 Salmos Sapienciales. 

Vamos a explicar cada una de estas partes, mientras se aconseja que vayas leyendo uno a uno de los salmos que vamos nombrando en los distintos tipos. 

1 HIMNOS 

Los himnos son cánticos en tono de triunfo o de gozo, donde se celebra a Dios creador y salvador que obra maravillas en la historia y en la vida del pueblo. 

1.1 Himnos de Alabanza 

Después de una invitación gozosa a cantar, alegrarse, celebrar a Dios, se motiva la alabanza, la grandeza de Dios, sus obras prodigiosas en la naturaleza o en la historia, su benevolencia especial con su pueblo. 

Podemos reunir en este tipo, los siguientes salmos: 8; 19, 1-7; 100; 103; 104; 105; 111; 113; 114; 117; 135; 136; 145; 148; 150. 

Algunos de estos salmos son muy rezados en la liturgia cristiana y pueden motivar fácilmente nuestra oración de alabanza. Son de fácil comprensión y abren nuestro corazón a una oración profunda, que celebra la bondad de Dios en la creación y en nuestra historia. 

1.2 Himnos a la Realeza del Señor (Salmos del Reino). 

Estos salmos ensalzan a Dios como Rey, celebran su Señorío sobre el mundo y sobre el pueblo escogido. Dios es alabado como Señor de la creación (29) y el universo (24) Rey de las naciones (47) y de su pueblo (68). 

Hacer oración con estos salmos es algo más difícil; nuestra sensibilidad cristiana moderna prefiere sentir a Dios como Padre y Amigo, más que rey y Señor poderoso. 

Sin embargo, podemos a través de ellos expresar nuestra fe en la grandeza de Dios, Señor y rey de la historia humana, y a la vez Señor de la creación y del tiempo.

1.3 Himno - Cánticos de Sión

El motivo de estos salmos es celebrar la ciudad de Jerusalén (llamada también Sión, centro del culto y de la fe del pueblo). Ensalza la Ciudad Santa, como el lugar privilegiado en donde Dios se da a conocer. 

Podemos reconocer en estos cánticos una dimensión histórica, o sea la Jerusalén que fue siempre el centro del culto hebreo (recordemos a María, José y Jesús que suben a Jerusalén cada año) y una dimensión escatológica, por la cual la ciudad toma un significado universal de "ciudad mesiánica", "La Iglesia", "Reino de Dios", al cual afluirán todos los pueblos. 

Hacen parte de esta clase de salmos: 46; 48; 76; 84; 122; 132 Seguramente el más conocido de estos cánticos es el salmo 122: "Que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor", que la Iglesia nos hace orar y cantar frecuentemente en la liturgia. 

2 SALMOS INDIVIDUALES

La mayoría de los salmos pertenecen a esta clase: Son oraciones que un individuo hace a Dios, expresando su súplica, agradecimiento o su confianza en el poder de Yahvéh. 

Como ya se dijo anteriormente, aunque su origen fuesen oraciones personales, también estos salmos se rezaban comunitariamente, eran parte de la oración de todo el pueblo en el culto, en un marco claramente litúrgico. 

2.1 Salmos individuales de Súplica 

El término no necesita mucha explicación: El salmista se ve en apuro e invoca a Dios para que le ayude. 

Las situaciones del orante son las más diversas: algunas veces está enfermo (88, 102), otras veces se siente perseguido, pecador, etc. Dentro de estas situaciones hay peticiones de perdón (51). Algunos salmos piden vivir la alianza sin aclarar nada sobre su situación (25; 26; 119). 

Dentro de esta agrupación toman importancia los llamados "salmos penitenciales", un grupo de salmos que usamos mucho en la Iglesia para expresar nuestros sentimientos de arrepentimiento y de penitencia. 

Podemos incluir en este género los salmos: 3,15; 6; 7; 10; 13; 17; 22; 25; 26; 28; 31; 35; 36; 38; 39; 42; 43; 51; 54; 55; 57; 59; 61; 63; 64; 69; 70; 86; 88; 102; 109; 120; 130; 140; 141; 142; 143. 

Para nuestra oración este tipo de salmos son una fuente inagotable de inspiración, en los momentos de dolor, agravio, tristeza, etc. 

En tu lectura habrás notado seguramente como el salmista no limita su oración a pedir favores, sino que teje sus peticiones con sentimientos de alabanza, seguridad y confianza en Dios, y normalmente termina con una oración de abandono en el Señor o de acción de gracias. Definitivamente estas súplicas son una escuela para nuestra oración. 

Nota importante: 
Puede extrañarnos, en estos salmos de súplicas, algunas frases contra los enemigos, que son verdaderamente fuertes y anti-cristianas (ejemplo salmo 109). 

Esto se aplica con la mentalidad del AT que aún vivía con la ley del "ojo por ojo" y no había recibido como nosotros, la nueva ley del amor a través de Jesús. 

Leyendo estos versículos lejos de escandalizarnos, entendemos mejor la paciencia de Dios con su pueblo, su pedagogía divina en educar a la humanidad, no a la fuerza, sino respetando el ritmo lento de perfeccionamiento en una comunidad humana, y esto no merma absolutamente el valor de orar con los salmos. 

Cuando lleguemos a frases semejantes, actualicemos nuestros sentimientos, en consonancia con el perdón de Jesús, sabiendo también que Jesús mismo oraba con las mismas palabras de esos salmos.

2.2 Salmos individuales de Acción de Gracias 

Dios multiplica sus beneficios en cada uno de nosotros. Es normal que le agradezcamos. De allí toman pie estos salmos. 

Predomina en ellos el sentimiento de alabanza y agradecimiento que consiste en RECONOCER la bondad y superioridad de Dios, que ha intervenido maravillosamente en lo que el salmista le pidió y reconocer al mismo tiempo la propia fragilidad y pobreza espiritual. 

En esta categoría ponemos los salmos: 9; 10, 30; 34; 40; 41; 92; 107; 116; 138.

2.3 Salmos individuales de Confianza 

Como el nombre lo indica, el salmista se pone a la presencia de Dios, explayándose en expresar sus sentimientos de confianza en su bondad, justicia y poder. Contrapone sus palabras de fe, de piedad y amor a Dios, frente a las palabras blasfemas o insultantes de los impíos. Se alegra de haber confiado en Dios y muestra su apego a la ley y al templo. 

Son de este tipo los salmos: 4; 11; 16; 23; 27; 62; 121; 131. 

Para nuestra oración, los salmos de confianza son muy importantes: Con ellos pacificamos nuestro interior, nos abandonamos en el Señor, y ratificamos nuestra seguridad en Dios, contra las falsas seguridades que ofrece el mundo.

3 SALMOS COLECTIVOS

Son oraciones donde el protagonista no es el individuo, sino el "nosotros", "la nación", "el pueblo elegido".  

3.1 Súplicas o lamentaciones Colectivas 

Son los salmos que brotan de una situación de guerra, hambre, peste, sequía, destierro u opresión, que padece todo el pueblo. En tales circunstancias la comunidad acude al santuario, para exponer sus quejas y pedir liberación. 

Podemos clasificar como súplicas colectivas los siguientes salmos: 

12; 4; 58; 60; 74; 77; 79; 80; 82; 85; 90; 94; 106; 108; 123; 126; 137. 

Para la oración cristiana, estos salmos son muy actuales: nos urgen a salir de nuestro individualismo. Cuando oramos nos sentimos parte de una comunidad, nos proponen orar en nombre de todo el pueblo, tomando conciencia de la realidad que nuestro pueblo está sintiendo y sufriendo. 

3.2 Acción de Gracias Colectivas 

Es todo el pueblo que en estas oraciones recuerda, admirado, los favores que acaba de recibir y agradece por el poder de Dios desplegado a favor de su pueblo (124) y de todos los pueblos (67). 

Es muy claro aquí más que en los salmos individuales, el tono litúrgico de los "sacrificios de acción de gracias", usuales en todo el culto bíblico. 

Podemos catalogar aquí los salmos: 65; 66; 67; 118; 124.

3.3 Salmos Colectivos de Confianza 

En estos salmos todo el pueblo declara que Dios es su única seguridad, meditando sea en lo que Yahvéh ha hecho para su pueblo, sea en la necedad de los pueblos que siguen falsos dioses. 

Son de este tipo los salmos: 115; 125; 129. 

4 SALMOS REALES

Un pequeño número de salmos se llaman con este nombre, porque tienen como tema y situación original la persona del rey, su entronización (2; 72; 110), su matrimonio (45), su victoria en la guerra ( 18; 21), o simplemente un oráculo de bendición y victoria (20).  

Sabemos que el rey tenía en Israel una función sagrada y era el intermediario entre Dios y su pueblo. La personalidad que del rey destacan estos salmos pues se refiere, sí al histórico, pero en sentido pleno hablan y cantan al Mesías, o Cristo. 

Jesús mismo refiere a su persona algunos versículos de estos salmos. 

En esta categoría ponemos los salmos: 2; 18; 20; 21; 45; 72; 89; 101; 110; 132. 

De todas las categorías, quizás estos salmos reales son los más áridos en la oración cristiana actual. Sin embargo, los podemos hacer materia de oración pensando que estamos ensalzando y alabando la realeza de Cristo.

5 SALMOS DIDÁCTICOS

Recogemos en este género a un grupo de salmos que tienen el común interés de ENSEÑAR.  

5.1 Salmos Litúrgicos

Aunque, como sabemos, todos los salmos tienen carácter de culto y su ambiente natural era la liturgia, denominaremos "liturgias" en especial a unos salmos que muestran las celebraciones que se hacían en la puerta del Templo de Jerusalén, en un estilo coral, dentro del culto del templo. 

Catalogamos en este género los salmos: 15; 24 y muchos de los salmos de alabanza coral, que eran cantados en las liturgias colectivas. 

5.2 Salmos Exhortaciones Proféticas

Los llamamos así porque se parecen mucho al estilo y formas de los profetas: con ocasión de alguna reunión del pueblo, un profeta toma la palabra para acusar a los impíos o enseña como alejarse de ellos. 

Son los salmos: 14; 50; 52; 53; 75; 81; 95. 

5.3 Salmos Históricos

Hay tres salmos que se clasifican así porque toman la historia del pueblo como una catequesis para la vida. 

Estos salmos son: 78; 105; 106.

5.4 Salmos Sapienciales

Estos salmos, en forma poética, enseñan a reflexionar sobre la experiencia de vida concreta, dirigen en el camino de la vida. Sus temas característicos son: los caminos de la felicidad, la ley, la Alianza, los principios de conducta moral, el problema de la retribución, etc. 

En general son salmos escritos en época tardía, post-exílica.

Con este tema sapiencial son los salmos: 1; 19, 8-14; 37; 49; 73; 91; 112; 119; 127; 128; 133; 139. 

Para nuestra oración cristiana, estos últimos salmos se pueden utilizar para momentos de reflexión y meditación sobre la vida.

CONCLUSIÓN 
A través de la lectura de alguno de estos salmos, nos damos cuenta que son una verdadera escuela de donde aprendemos a orar. Ellos nos muestran a Dios vivo como el Señor y el amigo siempre cerca, dispuesto a renovar su alianza y su ayuda. Ellos nos ponen en contacto con todo el mundo pasado y presente, y llegan al corazón de nuestra vida, de nuestros problemas, de nuestras necesidades.

La clasificación que se ha hecho, nos será útil especialmente para nuestra oración personal, para poder escoger el salmo apropiado en un determinado momento o estado de ánimo en que nos encontremos. 

Será bueno, pues, que señales en tu Biblia, cerca de cada salmo, el tema o sentimiento que expresa, subrayando aquellos salmos que te parecen más ricos y cercanos a tu sensibilidad, para poder acudir a ellos con facilidad en el momento que necesites.   


lunes, 4 de enero de 2021

LOS SALMOS



 
En los salmos están grabadas las experiencias de fe del pueblo de Dios, del mismo Jesucristo, de toda la Iglesia, que aclaman, cantan, agradecen, suplican, buscan y anhelan la fidelidad al Señor y el encuentro con Él. Experiencias que son también las nuestras porque somos “pueblo” y rebaño” del único Dios. (Sal. 99, v. 3).

Los "Salmos"

Es el Libro más largo de la Biblia, con 150 capítulos, ¡150 poesías para ser cantadas!; y están en el centro de la Biblia. 

  • En principio se llamaba "Libro de las Alabanzas". Se llama también "Salterio", porque era el instrumento más usado para cantarlos en comunidad. 
  • Es el Libro más usado de la Biblia en los últimos 3.000 años, por judíos y cristianos de todas denominaciones. 
  • Era el "libro de himnos oficial" en el Templo y Sinagoga, y lo sigue siendo ahora también en la cristiandad, en el Oficio Divino, la Santa Misa. 
  • El mismo Dios inspiró los sentimientos que sus hijos deben tener respecto a Él, y las palabras que deben usar para dirigirse a Él. 
  • Son las oraciones que rezaban y cantaban Jesús y María individualmente, en familia y en comunidad. 
  • Y es bello recordar, cuando rezo un Salmo, que me uno a la sinfonía universal del Pueblo de Dios, ¡a los mejores amigos del Señor! 
Protagonistas de los salmos

Son dos: "Dios", y el "hombre o mujer". 

1. "Dios" 
Es el "todo" para el salmista, que está sediento de divinidad. Es el todo en todo y para todos... un Dios asequible, a mano, personal, amigo, que cuida y ayuda y sana y salva y protege y acaricia... que castiga con omnipotencia al enemigo... y, sobre todo, ¡que perdona!, más de 200 veces se repite la palabra "misericordia". 

2. El "hombre" o la "mujer" 
¡Confía en Dios! en todas las ocasiones... en el sufrimiento, enfermedad o derrota, confía en Dios y le suplica, ¡y ya le da gracias de antemano y lo alaba, por la ayuda que está seguro de obtener!... en la victoria, alaba con gozo... en el pecado, pide misericordia, ¡y da gracias por el perdón que el Señor le va a regalar! Cualquier ocasión sirve al salmista para repetir que Dios es bueno y justo y misericordioso y grande y maravilloso, y protector y sanador y salvador... esta "fe divina inconmovible" es el meollo de cada salmo, ¡la actitud opuesta al ateo! 

 Cómo leer los Salmos 
¡Rezándolos! No están hechos para aprender, ¡sino para rezar!, para escuchar a Dios, y contestarle. Cuando nosotros oramos, hablamos a Dios; cuando rezamos los Salmos, escuchamos a Dios y todos necesitamos más escuchar que hablar. 

 •Cada Salmo habla de Cristo y su Iglesia, como dice Lc. 24, 44. Si al orar un salmo no has encontrado a Cristo, ¡vuélvelo a rezar!, porque te has perdido lo mejor. 

 •Cuando un salmo habla del "justo", Jesús es el justo por excelencia; cuando hablan del "pecador", Cristo es el Cordero de Dios que cargó con todos los pecados del mundo; cuando el salmista "suplica gritando", o hace súplicas con poderosos clamores y lágrimas, es el mismo Jesús de Heb. 5, 7; y el mismo Cristo es el "alabador por antonomasia", que constantemente alaba y da gracias al Padre.


EL LIBRO DE LOS SALMOS

Dichoso el hombre 
que no sigue el consejo de los impíos 
ni entra por la senda de los pecadores, 
ni se sienta en la reunión de los cínicos, 
sino que su gozo es la ley del Señor, 
 y medita su ley día y noche. Sal 1,1-2. 

Los salmos constituyen uno de los libros más hermosos de la Biblia –sin dudar el más bello–; en ellos se ponen de manifiesto las diferentes facetas del hombre en su relación con Dios: sus estados de ánimo, sus sentimientos más profundos, sus logros y sus fracasos, su grandeza y su miseria, pero sobre todo, su confianza inquebrantable en Dios. 

Los salmos, además, expresan la experiencia de vida de un pueblo: Israel. Su historia, sus leyes, su fe, su esperanza y hasta sus infidelidades a Dios están narradas en ellos. Sin embargo no todos ellos son de origen colectivo o comunitario, es decir que algunos son de carácter personal, en donde un solo individuo es quien se dirige a Dios, aunque nunca aislado o ajeno a la realidad de ser parte del pueblo, por el contrario, con una viva conciencia de ser integrante del pueblo de Dios. 

Los salmos son poemas religiosos compuestos por el rey David y otros autores israelitas para servir en la plegaria pública o privada; podríamos incluso compararlos con los cantos que se utilizan en las reuniones de oración o en la liturgia de nuestro tiempo. 

Ellos contienen toda la doctrina del Antiguo Testamento hecha oración; son teología rezada. Y aunque en ellos aparezcan datos históricos, geográficos, socioculturales y hasta políticos, son esencialmente religiosos: o hablan de Dios o hablan con Dios; son teología hecha vida y vida hecha teología. Contienen rica enseñanza para la vida de todo creyente. 

Pese a que los salmos fueron compuestos hace mucho tiempo, tienen hoy en día una aplicación concreta para nuestra propia vida; aquellas oraciones fueron utilizadas por los salmistas en otro tiempo, pero en situaciones reales muy similares a las que nosotros vivimos cada día. 

Siempre podremos encontrar un salmo, por lo menos, para cada situación por la que estemos atravesando, ya sea de gozo o de dolor, de derrota o de esperanza, de júbilo o de angustia, de confianza y gratitud. Ellos nos enseñan no solo a orar, sino a orar en toda circunstancia de la vida; son divinos y humanos, porque han sido inspirados por Dios mismo, pero a su vez encierran las facetas más reales de la existencia del hombre. 

Aunque los salmos se ubican dentro del canon bíblico entre los libros sapienciales, en ellos no solo encontramos sabiduría, sino también historia y profecía; pero también sucede lo mismo a la inversa: existen salmos o cánticos que no aparecen en el salterio, sino en los libros históricos y proféticos, e incluso en los Evangelios y cartas del Nuevo Testamento. 

Sin lugar a duda los salmos son y serán siempre el libro de Israel. 

En este capítulo nos asomaremos al maravilloso mundo de los salmos; un estudio de la situación histórica en la que fueron escritos, de los diferentes géneros literarios y hasta de la poesía hebrea, nos ayudará a adentrarnos en esta emocionante experiencia y, sobre todo, a comprenderlos y a enamorarnos de ellos. 


Salterio Salmo y Salmodia

Estas tres palabras son muy interesantes y están muy relacionadas entre sí; es conveniente definirlas desde ahora con exactitud y distinguir correctamente las diferencias que hay entre ellas, para evitar confusiones.


a) Salterio. A la colección de los 150 salmos que aparecen en la Biblia le llamamos Salterio. Son los cantos religiosos del pueblo de Israel.

La palabra salterio (en griego psalterium), designaba originalmente un instrumento musical de cuerdas con el que se acompañaba el canto de los salmos. En hebreo a este libro se le da el nombre de Tehil-lim, que significa “himnos” aunque, como más adelante veremos, no todos los salmos lo son.

b) Salmo. El término hebreo más propio para designar a los salmos es el de mizmor, que alude al acompañamiento musical y que, traducido al griego por psalmoi, significa: “cántico acompañado por el salterio” (es decir, el instrumento de cuerdas).

c) Salmodia. A la forma de cantar los salmos se le llama salmodia; esta es una definición bastante sencilla, pero hemos de añadir que en el pueblo de Israel no existía el canto profano, sino únicamente el canto religioso, pues todo él era dirigido a Dios. De este modo podremos decir que la salmodia es “cantar a Dios con el acompañamiento de un instrumento musical", En hebreo, salmodiar se dice zamar, y en griego psallein. Ambos términos coinciden en la definición que hemos dado de salmodia.  Ahora bien, esta forma de cantar los salmos tiene sus propias características, las cuales estudiaremos después. 

El Salterio y su Formación

El libro de los salmos o Salterio se subdivide a su vez en cinco libros o bloques de salmos; cada uno de ellos concluye con una doxología. 

La formación del Salterio fue larga, se calcula que tardó en escribirse alrededor de 900 años. El último de ellos tiene por lo menos 20 siglos de antigüedad, es decir, toda nuestra era cristiana.

Aunque en su origen no todos los salmos fueron compuestos con la finalidad de servir en el culto del Templo o de las sinagogas, con el tiempo se fueron recopilando hasta formar lo que hoy conocemos por Salterio. Sobre el origen de éstos podemos decir que detrás de cada salmo hay un salmista o poeta.

Muchos piensan que el rey David es el autor de todo el Salterio; esto no es verdad, ya que muchos de los salmos se escribieron en situaciones históricas muy distantes al tiempo en que éste vivió.

Basta echar un vistazo a la historia para darnos cuenta de que David gobernó sobre Israel entre los años 1010 al 970 antes de Cristo, mientras que algunos salmos nos hablan de la deportación y el destierro, así como del regreso a Jerusalén –tal es el caso de los salmos 136 y 125 respectivamente– y de muchas otras realidades que David tal vez jamás imaginó. Lo más probable es que para cuando se escribieron estos salmos, el rey David ya tenía mucho tiempo tocando su arpa ante el Señor.

La costumbre actual de que todos los fieles reciban en su frente o en su cabeza el signo de la ceniza al comienzo de la Cuaresma no es muy antiguo. En los primeros siglos se expresó con este gesto el camino cuaresmal de los "penitentes", o sea, del grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación al final de la Cuaresma, el Jueves Santo, a las puertas de la Pascua. Vestidos con hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza, se presentaban ante la comunidad y expresaban así su conversión.

Hay salmos que se atribuyen a Asaf, a los hijos de Coré, a Hemán y a Yedutún, todos ellos cantores del Templo antes del exilio. Otro salmo, por ejemplo, es atribuido a Moisés; se trata del salmo 89. Si esto es verdad, entonces la formación del Salterio duró más de 1,100 años, pues Moisés vivió unos 1,250 años A.C.

Lo que sí hemos de reconocer es que el rey David compuso muchos de los salmos –algunos dicen que suyos son 73 con exactitud– y que a él se debe en gran medida la formación del Salterio. 

De hecho, la mayoría de ellos fueron escritos en tiempos de David y algunos otros en tiempo de los Macabeos, es decir, aproximadamente entre los años 170 a 160 antes de Cristo. 

No podemos saber con exactitud, aunque sí con bastante aproximación en algunos casos, cuándo se escribió tal o cuál salmo, por el contexto histórico del mismo. Se puede identificar también la región donde se escribieron algunos de ellos; esto se debe a la manera de dirigirse a Dios. Hay salmos de la corriente yahvista (1-41) y salmos de la corriente elohista (42-89). 

Es muy probable que la selección definitiva de los salmos, para conformar el salterio que conocemos, fuera algo parecido a lo que hacemos hoy cuando seleccionamos los cantos que más nos gustan o creemos más apropiados para elaborar un himnario, y desechamos u olvidamos aquellos que no nos agradan tanto. 

Aunque no sabemos quienes se encargaron de hacer esta selección definitiva –se cree por lógica que fueron los escribas– lo cierto es que el pueblo tuvo un papel importante en ello pues, al cantarlos, rezarlos y memorizarlos mostraba así su aceptación, hasta que poco a poco llegaron a ser parte del culto. 

Géneros Literarios

El Conocer y distinguir los diferentes estilos y formas en que fueron escritos los salmos es de suma importancia pues, aunque se trate del aspecto externo, puede ayudarnos a tener un conocimiento más profundo de ellos, que nos lleva a hacerlos una verdadera vivencia. 

Conforme avancemos nos será de mucha utilidad tener una clasificación de ellos, pero ante todo, el salmista debe esforzarse en conocer los salmos por dentro y por fuera, independientemente del beneficio que obtenga de dicho conocimiento. 

Podemos distinguir tres grupos principales de salmos: los himnos, las súplicas y las acciones de gracias. 

Estos grupos, sin embargo, no son terminantes, ya que se encuentran otras formas secundarias, y en muchos casos se dan las formas mixtas, es decir, cuando un solo salmo presenta características de himno y de súplica, o bien, de gratitud y de himno.

Pueden encontrarse incluso los tres géneros en un solo salmo. A este estilo le llamaremos irregular o mixto. Veamos: 

Himnos: Generalmente presentan las siguientes características: alabanza a Dios, recuerdo gozoso de los prodigios y maravillas de Dios a favor de su pueblo, o en la naturaleza. 

Súplicas: Son expresiones de dolor y sufrimiento, o bien, lamentaciones. La principal característica es el clamor a Dios. Pueden ser en situaciones personales o comunitarias de desgracia y generalmente concluyen con una expresión de esperanza en Dios. 

Acciones de gracias: El elemento sobresaliente de estos salmos es precisamente la acción de gracias a Dios. Estas se dan por muchos motivos: por la liberación, por la victoria, por la salud luego de una enfermedad grave, por el bienestar personal o común, por una abundante cosecha, etc. 

Géneros irregulares o mixtos: Con frecuencia aparecen mezclados los géneros anteriores. Por ejemplo: hay lamentaciones a las que les sigue una oración confiada, o a las que precede una acción de gracias; hay también súplicas que son precedidas por una evocación de los prodigios realizados por Dios. 

Hay incluso salmos en los que aparecen los tres géneros principales sin llevar un orden lógico y que denotan una intensa lucha interior en el salmista, como sucede en los salmos 21 y 30. 

Es difícil ubicar con exactitud a cada salmo en alguno de los géneros literarios; a pesar de ello es bueno distinguir el aspecto sobresaliente, o por lo menos aquél que se quiera resaltar. Como hemos dicho, esto nos será de gran utilidad. 

Otra forma de escritura en los salmos es la que se conoce como “alfabética”. Ésta consiste en que cada una de las estrofas del salmo comienza con una de las diferentes letras del alfabeto hebreo, por orden. A estos salmos se les identifica como salmos alfabéticos. Ejemplo de ellos son los salmos 9, 24, 33, 36, 110, 111, 118 y 144.