miércoles, 12 de abril de 2017

Reflexión diaria del Evangelio

REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.

Miércoles 12 de abril de 2017

"JESÚS QUIERE CELEBRAR LA PASCUA CON NOSOTROS"

Aun hoy Jesús insiste en querer celebrar su pascua en nuestra casa. Es allí en lo profundo de nuestro corazón que él desea renovar su entrega total haciéndonos experimentar hasta qué punto llega la fuerza de su amor por nosotros. Por nuestra parte, debemos prepararnos haciendo una buena limpieza en la casa, quitando toda la basura del pecado y el polvo del egoísmo, y también adornándola con nuestras oraciones y obras de caridad. Si el Señor encuentra nuestra casa preparada (limpia y adornada) celebra con nosotros su Pascua llenándonos de su gracia. Preparémonos pues el tiempo se hace corto. Paz y bien.

Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.


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"Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos" (Mt 26, 18)
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Primera Lectura: Isaías 50, 4-9
"Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado"

En aquellos días dijo Isaías: Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.

El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos.

Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido, por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Tengo cerca a mi abogado, ¿quién pleiteará contra mí? Vamos a enfrentarnos: ¿Quién es mi rival? Que se acerque. Mirad, mi Señor me ayuda: ¿quién probará que soy culpable?

Salmo responsorial: 68
"Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor."

Por ti he aguantado afrentas, / la vergüenza cubrió mi rostro. / Soy un extraño para mis heermanos, / un extranjero para los hijos de mi madre; / porque me devora el celo de tu templo, / y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.  R.

La afrenta me destroza el corazón, / y desfallezco./ Espero compasión, y no la / hay, / consoladores, y no los encuentro. / En mi comida me echaron hiel, / para mi sed me dieron vinagre.  R.

Alabaré el nombre de Dios con cantos, / proclamaré su grandeza con acción de gracias. / Miradlo, los humildes, y alegráos, / buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón. / Que el Señor escucha a sus pobres, / no desprecia a sus cautivos.  R.

Evangelio: Mateo 26, 14-25
"deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."

En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Id a casa de Fulano y decidle: "El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos".

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.

 


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