domingo, 1 de mayo de 2016

El Ángelus del Papa

PALABRAS PREVIAS AL ANGELUS

angelus-papa-franciscoDomingo 01 de mayo de 2016. Previo al rezo del Regina Coeli este 1 de mayo, sexto Domingo de Pascua, el Papa Francisco explicó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, la misión encomendada al Espíritu Santo y, por ello, enseñó una breve oración dirigida al Paráclito para recitarla todos los días antes de leer el Evangelio.

El Santo Padre señaló que uno de los aspectos de la misión del Espíritu Santo es ayudar a recordar las palabras de Jesús para ponerlas en práctica. Por ello, “cuando ustedes leen todos los días – como les he aconsejado – un pasaje del Evangelio, pedir al Espíritu Santo: ‘Que yo entienda y que yo recuerde estas palabras de Jesús’. Y luego leer el pasaje, todos los días… Pero antes aquella oración al Espíritu, que está en nuestro corazón: ‘Que yo recuerde y que yo entienda’”.

Francisco hizo esta invitación al reflexionar sobre el Evangelio dominical que “nos vuelve a llevar al Cenáculo”, donde Jesús, antes de enfrentar su Pasión y muerte en la cruz, “promete a los Apóstoles el don del Espíritu Santo, que tendrá la tarea de enseñar y de recordar sus palabras a la comunidad de los discípulos”.




Papa Francisco:
«¡No estamos solos: Jesús está cerca de nosotros, en medio de nosotros, dentro de nosotros!»

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy nos vuelve a llevar al Cenáculo. Durante la Última Cena, antes de enfrentar a la pasión y la muerte en la cruz, Jesús promete a los Apóstoles el don del Espíritu Santo, que tendrá la tarea de enseñar y de recordar sus palabras a la comunidad de los discípulos. Lo dice el mismo Jesús: « El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho» (Jn 14,26). ). Enseñar y recordar. Y esto es aquello que hace el Espíritu Santo en nuestros corazones.

En el momento en el que está por regresar al Padre, Jesús preanuncia la venida del Espíritu que ante todo enseñará a los discípulos a comprender cada vez más plenamente el Evangelio, a acogerlo en su existencia y a hacerlo vivo y operante con el testimonio. Mientras está por confiar a los Apóstoles – que justamente quiere decir “enviados” – la misión de llevar el anuncio del Evangelio por todo el mundo, Jesús promete que no se quedarán solos: el Espíritu Santo, el Paráclito, estará con ellos, a su lado, es más, estará en ellos, para defenderlos y sostenerlos. Jesús regresa al Padre pero continúa acompañando y enseñando a sus discípulos mediante el don del Espíritu Santo.

El segundo aspecto de la misión del Espíritu Santo consiste en el ayudar a los Apóstoles a recordar las palabras de Jesús. El Espíritu tiene la tarea de despertar la memoria, recordar las palabras de Jesús. El divino Maestro ha comunicado ya todo aquello que pretendía confiar a los Apóstoles: con Él, Verbo encarnado, la revelación es completa. El Espíritu hará recordar las enseñanzas de Jesús en las diversas circunstancias concretas de la vida, para poderlas poner en práctica. Es precisamente lo que sucede todavía hoy en la Iglesia, guiada por la luz y la fuerza del Espíritu Santo, para que pueda llevar a todos el don de la salvación, o sea el amor y la misericordia de Dios. Por ejemplo, cuando ustedes leen todos los días – como les he aconsejado – un pasaje del Evangelio, pedir al Espíritu Santo: “Que yo entienda y que yo recuerde estas palabras de Jesús”. Y luego leer el pasaje, todos los días… Pero antes aquella oración al Espíritu, que está en nuestro corazón: “Que yo recuerde y que yo entienda”.

¡No estamos solos: Jesús está cerca de nosotros, en medio de nosotros, dentro de nosotros! Su nueva presencia en la historia ocurre mediante el don del Espíritu Santo, por medio del cual es posible instaurar una relación viva con Él, el Crucificado Resucitado. El Espíritu, difundido en nosotros con los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, actúa en nuestra vida. Él nos guía en la forma de pensar, de actuar, de distinguir qué cosa es buena y qué cosa es mala; nos ayuda a practicar la caridad de Jesús, su donarse a los demás, especialmente a los más necesitados.

¡No estamos solos! Y la señal de la presencia del Espíritu Santo es también la paz que Jesús dona a sus discípulos: «Les doy mi paz» (v. 27). Ella es diferente de aquella que los hombres se desean e intentan realizar. La paz de Jesús brota de la victoria sobre el pecado, sobre el egoísmo que nos impide amarnos como hermanos. Es don de Dios y señal de su presencia. Todo discípulo, llamado hoy a seguir a Jesús cargando la cruz, recibe en sí la paz del Crucificado Resucitado en la seguridad de su victoria y en la espera de su definitiva venida.

Que la Virgen María nos ayude a acoger con docilidad el Espíritu Santo como Maestro interior y como Memoria viva de Cristo en el camino cotidiano.

 
(Después del rezo Mariano del Ángelus el Santo Padre ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Mi cordial saludo va a nuestros hermanos de las Iglesias de Oriente, que celebran hoy la Pascua. ¡Que el Señor resucitado brinde a todos los dones de su luz y de su paz: Christos anesti!

Recibo con profundo dolor las noticias dramáticas provenientes de Siria, que se refieren a la espiral de violencia que sigue agravando la ya desesperada situación humanitaria del país, en particular en la ciudad de Alepo, cobrando víctimas inocentes, incluso entre los niños, los enfermos y los que con gran sacrificio están comprometidos en prestar ayuda al prójimo. Exhorto a todas las partes implicadas en el conflicto a respetar el cese de las hostilidades y a fortalecer el diálogo en curso, único camino que conduce a la paz.

Mañana se inaugura en Roma la Conferencia Internacional sobre el tema ‘El desarrollo sostenible y las formas más vulnerables de trabajo’. Deseo que este evento pueda sensibilizar a las autoridades, a las instituciones políticas y económicas y a la sociedad civil, para que se promueva un modelo de desarrollo que tenga en cuenta la dignidad humana, en el respeto de las normas laborales y del medio ambiente.

Saludo cordialmente a los peregrinos de Italia y de otros países, especialmente los venidos de Madrid, Barcelona, Varsovia y la Comunidad Abrahán, comprometida en proyectos de evangelización en Europa. Saludo a la Asociación ‘Meter’, que desde hace tantos años lucha contra toda forma de abuso de menores. ¡Ésta es una tragedia! ¡No debemos tolerar los abusos contra los menores! ¡Debemos defender a los menores y debemos castigar severamente a los abusadores! ¡Gracias por su compromiso y sigan adelante con coraje en esta obra!

A todos les deseo un feliz domingo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la vista.


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