domingo, 22 de mayo de 2016

Reflexión diaria del Evangelio

REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.

Domingo 22 de mayo de 2016

"SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD"

Nosotros los cristianos, nacemos de la fe hebraica y creemos en un solo Dios, omnipotente y creador de todas las cosas. Pero Jesucristo nos reveló, que este Dios único es también comunidad. Dios no es solitario, en su único ser es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y gozan de la misma omnipotencia, de la misma gloria, de la misma voluntad. Paz y bien.

Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.


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“Todo lo que tiene el Padre también es mío." (Jn 16, 15).

¡Querido hermano, querida hermana, Paz y Bien!

Estamos celebrando la fiesta de la Santísima Trinidad. Después de celebrar la ascensión de Jesús, la venida del Espíritu Santo, la Iglesia nos llama a recordar el misterio de la unidad de Dios. Mismo que nuestro Dios sea tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nosotros profesamos la fe en un único Dios. No tenemos tres dioses. No somos politeístas, como eran, por ejemplo, los griegos que tenían muchos dioses, y como sabemos, siendo diferentes entre ellos, era muy difícil para Zeus administrar los conflictos y los diversos intereses. Nosotros los cristianos, nacemos de la fe hebraica y creemos en un solo Dios, omnipotente y creador de todas las cosas. Pero Jesucristo nos reveló, que este Dios único es también comunidad. Dios no es solitario, en su único ser es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y gozan de la misma omnipotencia, de la misma gloria, de la misma voluntad. Tienen los mismos intereses, se aman entre sí y rebozan de amor... Aunque sea muy difícil de comprender, o mejor, imposible entender completamente este misterio, nosotros estamos invitados a contemplarlo y a encontrar en él, explicaciones y motivaciones para nuestras vidas.

Por ejemplo, el hecho de que el ser humano no pueda existir en el aislamiento. Nosotros no fuimos hechos para la soledad. Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, cuando nos hizo a su imagen y semejanza, ya nos hizo abiertos y necesitados de los demás. Es inútil pensar que puedo todo solito, o que puedo encontrar felicidad cerrado en mi egoísmo. No fuimos hechos para ser así. Es el pecado, que trata de descomponer nuestra semejanza con Dios, buscando siempre aislarnos.

Nosotros desde un principio fuimos hechos para la comunidad, para la comunión, para la fraternidad, para el amor. Todas nuestras acciones tienen efecto sea sobre nosotros mismos, sea sobre toda la comunidad humana. Si hago el bien a una persona, lo estoy haciendo a ella, a mí mismo y también a todos. Lo mismo cuando maltrato una persona, estoy hiriéndome a mí mismo y estoy lastimando a toda la humanidad. Es inútil pensar que puedo crecer pisando a los demás, que puedo ser mejor por criticar a los otros, que puedo ser más rico por refutar la caridad, que puedo saber más si no enseño a nadie, o que puedo ser más respetado por humillar a quien creo estar más abajo.

Infelizmente el diablo ha entrado en nuestra historia. La palabra diablo quiere decir “aquel que se atraviesa y separa”. Siempre que somos motivo de división y de contiendas estamos siendo diabólicos, estamos colaborando para descomponer la imagen de Dios. No es posible pensar que yo pueda ser una imagen de Dios, aislado de los demás. Solito nadie es imagen de Dios. Pues nuestro Dios es comunidad, es Trinidad. La imagen de Dios es el matrimonio, es la familia, es la comunidad, es la amistad, es la fraternidad.

Jesucristo vino al mundo para re-unirnos. Él quería rehacer la imagen de Dios. Toda su vida, sus palabras y sus acciones querían enseñarnos el camino de la unidad. Hasta mismo la eucaristía, él nos dejó como sacramento de la unidad. Quien comulga, está llamado a buscar la unidad, y no sólo una unidad mística con Dios, sino que la unidad de todo el género humano.

Somos llamados a romper muros, abrir puertas, hacer caminos, construir puentes... a abrazar, a ayudar, a tender la mano, a perdonar, a elogiar...

¡Que todos sean uno! Este es el sueño de Dios Trinidad, si tú quieres, él te va a ayudar.

El Señor te bendiga y te guarde, 
El Señor haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti. 
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la Paz.
Hno. Mariosvaldo Florentino, capuchino.
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Primera Lectura: Proverbios 8, 22-31
"Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada"

Así dice la sabiduría de Dios: "El Señor me estableció al principio de sus tareas, "al comienzo de sus obras antiquísimas.

En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.  

Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.

Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.

No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.

Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.

Cuando ponía un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres."

Salmo responsorial: 8
(Escuchar el salmo y descargar mp3) Mp3




"Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!".

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? R.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? R.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.

Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar. R.

Segunda Lectura: Romanos 5, 1-5
"A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu"

Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.

Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Evangelio: Juan 16, 12-15
"Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará."
 

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