miércoles, 6 de enero de 2016

El Angelus del Papa

EL PAPA FRANCISCO PREVIO AL REZO DEL ÁNGELUS

angelus-papa-franciscoMIÉRCOLES 6 de enero de 2016. Luego de la Santa Misa por la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el Papa Francisco presidió el rezo del ángelus como es habitual desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico.
Francisco explicó el significado de los Reyes Magos y de los pastores de Belén que fueron a adorar al Niño Jesús al ver la estrella. El Santo Padre afirmó que los pastores y los Magos nos enseñan que para encontrar a Jesús es necesario saber levantar la mirada hacia el cielo, y no estar replegados sobre sí mismos, sino tener el corazón y la mente abiertos al horizonte de Dios.

Después de rezar la oración mariana, el Obispo de Roma dirigió su saludo a los numerosos fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro. En la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el Papa Francisco manifestó su “cercanía espiritual” a los hermanos cristianos de Oriente, próximos a celebrar el Nacimiento del Señor. El Pontífice también recordó que hoy se celebra la “Jornada Mundial de la Infancia Misionera”, la fiesta de todos los niños que con sus oraciones ayudan a otros niños más necesitados, manifestando su fraternidad y solidaridad.



Papa Francisco: «Los Magos nos enseñan a no contentarnos con la mediocridad, sino a buscar el sentido de las cosas»

¡Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de hoy, el relato de los Magos, llegados desde Oriente a Belén para adorar al Mesías, confiere a la fiesta de la Epifanía un alcance de universalidad. Y éste es el alcance de la Iglesia, que desea que todos los pueblos de la tierra puedan encontrar a Jesús, y experimentar su amor misericordioso. Es éste el deseo de la Iglesia: encontrar la misericordia de Jesús, su amor.

Cristo acaba de nacer, aún no sabe hablar y todas las gentes – representadas por los Magos – ya pueden encontrarlo, reconocerlo, adorarlo. Dicen los Magos: “Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo” (Mt 2,2). Y Herodes oyó esto apenas los Magos llegaron a Jerusalén. Estos Magos eran hombres prestigiosos, de regiones lejanas y culturas diversas, y se habían encaminado hacia la tierra de Israel para adorar al rey que había nacido.

Desde siempre la Iglesia ha visto en ellos la imagen de la entera humanidad, y con la celebración de hoy, de la fiesta de la Epifanía casi quiere guiar respetuosamente a todo hombre y a toda mujer de este mundo hacia el Niño que ha nacido por la salvación de todos.

En la noche de Navidad Jesús se ha manifestado a los pastores, hombres humildes y despreciados, algunos bandidos, dicen; fueron ellos los primeros que llevaron un poco de calor en aquella fría gruta de Belén. Ahora llegan los Magos de tierras lejanas, también ellos atraídos misteriosamente por aquel Niño. Los pastores y los Magos son muy diversos entre sí; pero una cosa los une: el cielo.

Los pastores de Belén se precipitaron inmediatamente a ver a Jesús, no porque fueran especialmente buenos, sino porque velaban de noche y, levantando los ojos al cielo, vieron un signo, escucharon su mensaje y lo siguieron. De la misma manera los Magos: escrutaban los cielos, vieron una nueva estrella, interpretaron el signo y se pusieron en camino, desde lejos.

Los pastores y los Magos nos enseñan que para encontrar a Jesús es necesario saber levantar la mirada hacia el cielo, no estar replegados sobre sí mismos, en el propio egoísmo, sino tener el corazón y la mente abiertos al horizonte de Dios, que siempre nos sorprende, saber acoger sus mensajes y responder con prontitud y generosidad.

Los Magos, dice el Evangelio, al ver “la estrella se llenaron de alegría” (Mt2,10). También para nosotros hay una gran consolación al ver la estrella, o sea en el sentirnos guiados y no abandonados a nuestro destino. Y la estrella es el Evangelio, la Palabra del Señor, como dice el Salmo: “Tu palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino” (119,105). Esta luz nos guía hacia Cristo. ¡Sin la escucha del Evangelio, no es posible encontrarlo!

En efecto, los Magos, siguiendo la estrella llegaron al lugar donde se encontraba Jesús. Y allí “encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje” (Mt 2,11). La experiencia de los Magos nos exhorta a no contentarnos con la mediocridad, a no “vivir al día”, sino a buscar el sentido de las cosas, a escrutar con pasión el gran misterio de la vida. Y nos enseña a no escandalizarnos de la pequeñez y de la pobreza, sino a reconocer la majestad en la humildad, y saber arrodillarnos frente a ella.

Que la Virgen María, que acogió a los Magos en Belén, nos ayude a levantar la mirada de nosotros mismos, a dejarnos guiar por la estrella del Evangelio para encontrar a Jesús, y a saber abajarnos para adorarlo. Así podremos llevar a los demás un rayo de su luz, y compartir con ellos la alegría del camino.

A continuación el papa Francisco rezó el ángelus.
(Después del rezo Mariano del Ángelus el Santo Padre ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy expresamos nuestra cercanía espiritual a los hermanos y hermanas del Oriente cristiano, católicos y ortodoxos, muchos de los cuales celebran mañana el Nacimiento del Señor. A ellos llegue nuestro deseo de paz y de bien. ¡También un aplauso como saludo!

Recordemos también que la Epifanía es la Jornada Mundial de la Infancia Misionera. Es la fiesta de los niños que, con sus oraciones y sus sacrificios, ayudan a sus coetáneos más necesitados haciéndose misioneros y testigos de fraternidad y de solidaridad.

Dirijo mi cordial saludo a todos ustedes, peregrinos, familias, grupos parroquiales y asociaciones, procedentes de Italia y de diversos países. En particular saludo a los fieles de Acerra, Modena e Terlizzi; la Escuela de arte sacra de Florencia; los jóvenes del Campo internacional del Club Lions.

Un saludo especial a cuantos dan vida a la manifestación histórico folclórica, dedicada este año al territorio de Valle dell’Amaseno. También deseo recordar la procesión de los Magos que se desarrolla en numerosas ciudades de Polonia con una considerable participación de familias y asociaciones; como también el pesebre viviente realizado en el Campidoglio por la UNITALSI y los Frailes Menores involucrando a las personas con discapacidad.

A todos les deseo una buena fiesta. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!


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