lunes, 4 de julio de 2016

Reflexión diaria del Evangelio

REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.

Lunes 04 de julio de 2016

"CON SÓLO TOCAR SU MANTO, QUEDARÉ SANA"

La fe es esta certeza que nace en nuestro corazón diciéndonos que Dios está presente y puede todo, aunque la realidad presione con su crueldad. Está mujer creyó en el poder de Jesús, y aunque la timidez le impedía acercarse públicamente, su fe le hizo encontrar una alternativa. No nos desanimemos delante de las dificultades que la vida nos impone. Si tenemos fe, encontraremos el modo hacer con que Dios realice sus milagros. Debemos ser creativos, perseverantes y decididos, Dios nos atenderá aun cuando aparentemente está ocupado en otras cosas. También nosotros podemos sorprender a Dios. Paz y bien.

Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.


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"Con sólo tocar su manto, quedaré sana." (Mt 9, 21)
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Primera Lectura: Oseas 2, 16. 17b-18. 21-22
"Me casaré contigo en matrimonio perpetuo."

Así dice el Señor: "Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Aquel día -oráculo del Señor-, me llamará Esposo mío, no me llamará Ídolo mío. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor."

Salmo responsorial: 144
"El Señor es clemente y misericordioso.

Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. / Grande es el Señor, merece toda alabanza, / es incalculable su grandeza.   R.

Una generación pondera tus obras a la otra, / y le cuenta tus hazañas. / Alaban ellos la gloria de tu majestad, / y yo repito tus maravillas.   R.

Encarecen ellos tus temibles proezas, / y yo narro tus grandes acciones; / difunden la memoria de tu inmensa bondad, / y aclaman tus victorias.   R.

El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; / el Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas.   R.

Evangelio: Mateo 9, 18-26
"Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá"

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: "Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá". Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al verla le dijo: "¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: "¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida". Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por aquella comarca.
 



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