sábado, 10 de septiembre de 2016

Reflexión diaria del Evangelio

REFLEXIÓN DIARIA DEL EVANGELIO.

Sábado 10 de septiembre de 2016

"LA BOCA HABLA DE LO QUE ESTÁ LLENO EL CORAZÓN"

Cuanta sabiduría la de Jesús. Todos deberíamos atender por un día cuáles son nuestras conversaciones, las palabras tenemos siempre en la boca, nuestras bromas, sentencias y juicios, pues esto nos revelaría de qué está lleno nuestro corazón. Descubriremos cuánto hay de maldades, lujurias, odios, peleas, vicios ysoberbia… Y no basta sólo con reprimir las palabras y cuidarse para no decir ciertas cosas, es necesario vaciar el corazón y recargarlo con algo diferente. Mi corazón se llena con lo que le alimento. Si paso más tiempo en las cosas del mundo: placeres, televisiones, músicas, redes sociales… naturalmente él absorberá estas cosas, y mi boca me denunciará. Paz y bien.

Por el Hno. Mariosvaldo Florentino, OFMCap.


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"La boca habla de lo que está lleno el corazón." (Lc 6, 45)
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Primera Lectura: 1Corintios 10, 14-22
"Aunque somos muchos, formemos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan"

Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os hablo como a gente sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al altar.

¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices, del del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas, de la del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que somos más fuertes que él?

Salmo responsorial: 115
"Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza."

¿Cómo pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? / Alzaré la copa de la salvación, / invocando su nombre.  R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando tu nombre, Señor. / Cumpliré al Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo.  R.

Evangelio: Lucas 6, 43-49
¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?"

En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: "No hay árbol sano que dé fruto dañoso, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto: porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal, porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por que me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra, se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose".
 


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